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La Santísima Trinidad de López Obrador por Marco Antonio Ortiz Salas

La 4T es un discurso del que realmente se siente convencido el presidente, pero ningún funcionario ha tenido capacidad para explicar
Jueves 10:00 am, 11 Jun 2020.
Marco Antonio Ortiz Salas
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La Santísima Trinidad de López Obrador por Marco Antonio Ortiz Salas

El pasado fin de semana despúes de retomar sus giras por los Estados de la República y a pesar de la pandemia, Andrés Manuel López Obrador pronunció un discurso de enojo y frustración. Sentencia el mandatario que “o se esta por la transformación o se está en contra de la transformación del país” Inevitable recordar el discurso del presidente George W. Bush con motivo de los ataques terroristas de 2001 que sufrió la unión americana: “o están con nosotros o están contra nosotros”

Es muy evidente (aunque dificilmente algún apasionado de la 4T se atreva a reconocerlo) que el presidente de México atraviesa por una crisis severa en su gobierno y por eso las declaraciones llamando a la polarización. La cuarta transformación es un discurso del que realmente se siente convencido el presidente, pero ningún funcionario ha tenido capacidad para explicar ¿qué es? ¿en qué consiste? o lo que resulta peor: ¿cómo se llevará a cabo? Por eso realmente a AMLO le sobran motivos para la frustración cuando las áreas de su gobierno “no dan una” como se dice coloquialmente y sobre todo cuando comienzan a relucir las ineficiencias de algunos servidores públicos, los señalamientos de corrupción y sobre todo la inoperancia de muchos particularmente frente a la pandemia.

La frustración de AMLO puede ser provocada por varias áreas, pero citaremos en este caso a la SADER donde se hace más evidente la falta de coordinación entre las áreas responsables de atender al agro mexicano. El secretario Víctor Villalobos no ha sido capaz de dirigir a la dependencia dejando en claro que su distanciamiento con el Subsecretario de Alimentación, Víctor Suárez, obedece a los intereses de ambas partes por posicionar visiones o estilos personales nada consecuentes con las necesidades del campo. No sorprende que la situación de la SADER y en consecuencia la del campo mexicano se sitúe en esta crisis.

Desde que Andrés Manuel anunció el nombramiento de Víctor Villalobos, fuimos parte de las voces que rechazamos su nombramiento por ser un personaje de negro historial, vinculado con Alfonso Romo que destaca su inclinación por promover los cultivos genéticamente modificados y defender los intereses de las grandes transnacionales. Lo que sorprende es la falta de transparencia y la opacidad en la entrega de los apoyos. Una muestra clara es la conferencia de prensa de la semana pasada en la que se presentaron los avances del Programa de Producción para el Bienestar.

También sorprende el guión panegírico hacia la 4T y al presidente en el que reiteradamente se basa el subsecretario Suárez que si bien señala la aceleración en la entrega de los recursos en el segundo informe del programa “sin intermediarios y sin corrupción” omite señalar los indicadores de desempeño a los que debe ser sujeto el programa que determinarían si se cumple o no con los objetivos. Si con desmedida algarabía señala la dependencia que al 31 de mayo se ha beneficiado a 1,670,713 productores, al no detallar los resultados y las personas destinadas, la mayoría de los campesinos deducimos que sólo se regala el dinero a los censados sin que precisamente ese recurso se aplique para los fines del programa. Dicho sea de paso, eso es desviación de recursos.

No cuestionaremos el espíritu del programa, menos en el contexto de la pandemia y de la emergencia economica a la que pronto se aunará una crisis política, sobre todo cuando en nuestro país se importa más del 43% de los alimentos que se consumen y que se encuentra en el rezago y la pobreza, contrario a lo que señala la dependencia que asegura que en todas las casas de los campesinos hay que comer. Lo que se cuestiona son los resultados y que el programa excluya la opinión de los pequeños productores y comunidades indígenas organizadas, como lo obliga la Ley de Desarrollo Rural Sustentable en su artículo treceavo. No hacerlo atenta contra sus derechos humanos y su cultura, que de por sí ya es grave, pero además se viola la propia Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

La reconstrucción del campo sobre la base de la seguridad y de la soberanía alimentaria es posible, pero más alla del discurso, el presidente López Obrador debería llamar a cuentas a su secretario de la SADER pues no cumple con la Santísima Trinidad que dice el mandatario protege a su gobierno incluso del COVID-19: No mentir, no robar, no traicionar.

MIENTE Víctor Villalobos al presidente y a los campesinos con cifras sin mecanismos de medición que derivarán en mayor hambre y dependencia agroalimentaria.

ROBA Víctor Villalobos cuando los recursos destinados para el agro se entregan de manera discrecional.

TRAICIONA Víctor Villalobos la transformación del país y la confianza del encargo depositado en su persona por el presidente y su 4T, cuando su priodidad no es diseñar, operar y ejecutar políticas públicas en beneficio del campo, sino preservar el modelo neoliberal que beneficia a las grandes transnacionales.

Santo Tomás de Aquino resumía el misterio de la Trinidad (El Padre, el hijo y el espítu santo) como el que unge, el ungido y la unción. Si el que unge es AMLO, el ungido es Victor Villalobos y la unción es la 4T, entonces, el hijo que ha traicionado al Padre, no debiera ser parte de la unción, o bien Victor Villalobos renuncia a la SADER o el presidente le da las gracias por ir en contra de su discurso y causar su frustración.

Cuando menos parte del movimiento campesino exigimos su renuncia.

Por Marco Antonio Ortiz Salas

SECRETARIO GENERAL DE LA COALICIÓN DE ORGANIZACIONES DEMOCRÁTICAS, URBANAS Y CAMPESINAS, CODUC A.C.

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