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Los sótanos del poder por José Javier Reyes

Fe de ratas columna por José Javier Reyes
Martes 08:45 am, 09 Jun 2020.
José Javier Reyes
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Los sótanos del poder por José Javier Reyes

Los lugares míticos y los monstruos mitológicos que pueblan de horror la política mexicana son ya una lista que crece como los contagios del Covid-19: la mafia del poder, el innombrable, los conservadores, chairos y fifís y un etcétera tan largo como el mes de mayo. El gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, añadió uno de los más tenebrosos de que se tenga memoria: los sótanos del poder.

La verdad histórica: contra todos los testimonios que afirman que la detención de Alejandro Giovanni López Ramírez se originó porque el albañil de 30 años no llevaba cubrebocas, la fiscalía de Jalisco afirma que fue detenido en el municipio de Ixtlahuacán de los Membrillos por “incurrir en una falta administrativa”, aunque nunca aclaró cuál fue dicha falta. No obstante, habrá que mencionar que el propio Alfaro ordenó el 20 de abril que las medidas de aislamiento social serían de “carácter obligatorio” y que todos aquellos que las incumplieran iban a ser sancionados con una “falta administrativa". Agregó: “la fuerza pública tendrá la encomienda de hacerlas cumplir”.

Para entender estos planteamientos del gobernador panista hay que conocer la epifanía que el propio Alfaro dio a conocer en su cuenta de Facebook el 23 de abril. Ahí describe a los culpables: “Dios había decidido que me tocara estar al frente de esta crisis (la pandemia) en mi estado por alguna razón y entendí que no nos iba a dejar solos. (…) Es por la gente consciente que cumple con su responsabilidad y también por los pendejos que siguen sin entender”.

Las medidas del gobierno no tuvieron buenos resultados. Mientras que el 28 de abril de 2020 Jalisco ocupaba el lugar 29 en contagios de Covid-19, con 319 casos, para el 2 de junio había subido al lugar 9, con 2 mil 95, es decir un aumento del 77 por ciento. El gobernador anunció “mano dura” para detener la pandemia.

El jueves 4 de junio la situación ya estaba fuera de control: aumento de casos de Covid-19, sospechas de intento de soborno para que la familia de Giovanni no difundiera el video de la agresión, viralización del mismo video, una investigación sobre el homicidio que no aclaraba nada, un policía quemado con gasolina, otros seis policías heridos, tres patrullas quemadas, varios detenidos y acción nula contra los culpables del homicidio. Entonces una nueva revelación lo sacudió: no era la represión policiaca la causante de los desmanes en las calles tapatías, eran “intereses muy precisos y muy puntuales construidos desde la CDMX, desde los sótanos del poder, que lo que buscan es dañar a Jalisco”. Es decir, dañarlo a él y sus aspiraciones políticas.

Sobra presunción, pues es sabido que el ala radical de la 4T puede utilizar la movilización y la protesta como arma para defender sus posiciones. Faltan pruebas, pues no basta que hayan detenido a algunos capitalinos para establecer la presencia de morenistas que quisieran “dañar a Jalisco”.

La sangre no llegó al río: el presidente López Obrador se deslindó de las acusaciones acudiendo a otro de sus fantasmas preferidos: “no soy hipócrita porque no soy conservador”. El gobernador Alfaro reculó. Afirmó que “AMLO es gente de bien”, aunque personas de su partido que utilizan la violencia para continuar en el poder. Pero esto no es el fin de esa rivalidad. Apenas es el primer round.

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