Más sobre obesidad por Luis Pérez Cruz

Hace dos semanas tratamos el problema de la obesidad infantil y su gravedad en México, señalamos lo que sigue:

          En muchas ocasiones pensamos resolver los problemas de sobrepeso y obesidad con una mal llamada “dieta”, pero en realidad no dimensionamos la gravedad del problema a nivel social, precisamos comenzar reconociendo que en México vivimos un problema de malnutrición, que básicamente podría visualizarse bajo dos vertientes: la desnutrición y la obesida d; la primera implica no resolver problemas de carencias y que necesariamente va a generar complicaciones en la etapa adulta como talla baja e insuficiente desarrollo del sistema inmunológico, un tardío desarrollo psicomotor, riesgo de morbilidad, disminución de trabajo físico y el desempeño intelectual, todo ello afectará la vida laboral de los individuos.

          Según la Fundación Ibero, en ocasiones incrementa la propensión a enfermedades como obesidad, diabetes, hipertensión, dislipidemias e incapacidades. Igualmente, la desnutrición durante los primeros años de vida, a través de sus efectos adversos en el crecimiento durante la infancia de las mujeres, tiene efectos negativos en el peso al nacer de la siguiente generación.

Siguiendo con la Fundación Ibero, el desarrollo del cerebro también puede verse afectado directa o indirectamente como consecuencia de desnutrición infantil. La mayor susceptibilidad del sistema nervioso para ser afectado por desnutrición abarca desde la mitad de la gestación hasta los dos primeros años de vida, periodo en el cual, el cerebro alcanza un crecimiento estimado en 1/7 parte durante el periodo prenatal y 6/7 partes durante el periodo posnatal.

Por otra parte, la obesidad, en buena medida, refleja la situación vivida durante la infancia, los hábitos alimenticios se aprenden de los padres, asociado a pasar buena parte del tiempo libre frente al ordenador, hemos dejado de trasladarnos de un lugar a otro caminando.

Insistimos en que la vida sedentaria y los cambios radicales en los hábitos alimenticios sean los dos factores que más influyen en el disparo del sobre peso y la obesidad, ello trae consecuencias que igualmente afectan la vida de los individuos.

También es necesario discurrir que los cambios en la estructura familiar lleva a los niños a enfrentar los problemas de manera individual y resolverlos sin apoyo alguno. Las consecuencias emocionales también están asociadas a ello.

Después de la charla que tuvimos con el Dr. Erick Rivera Elizalde en nuestro programa Contexto Universitario del lunes 20 de enero, nos señaló dos aspectos, para atender de manera integral el problema de la obesidad; por una parte es necesario hacer conciencia del ambiente obesogénico en que crece el infante y sus implicaciones a mediano y largo plazo, donde este ambiente determina a temprana edad su futuro como persona y las implicaciones de salud.

Por otra parte, para esclarecer la existencia de un ambiente obesogénico resulta indispensable saber el crecimiento del problema y las circunstancias en que crecen los individuos, por ejemplo la cantidad de personas obesas en el mundo supera los 2 200 millones, duplicando las cifras de la década de 1980. Ello nos muestra la necesidad de tomar el problema y disminuir su crecimiento.

Como ya señalamos, reducimos el problema de la obesidad a la cuestión de actividad física y nutrición, pero en la realidad es multifactorial y es preciso enfrentarlo a través de estudiar los ambientes que son propicios y nos motivan a llevar una vida sedentaria y una alimentación rica en energéticos, por ello es necesario saber sobre cuestiones biológicas, pero también psicológicas y sociales, de lo contrario persiste el problema y solamente reducimos el peso corporal pero el problema persiste, ya que no lo abordamos a fondo.

Asimismo, también nos resistimos a cambiar conductas, el Dr. Rivera ponía el ejemplo de pediatras, que cuando un paciente coopera en la consulta y/o toma el medicamento lo premiamos con un dulce, lo que resultará contraproducente en el futuro, estaremos creando seres humanos que responden a estimulantes, que no siempre son benéficos para nuestra salud.

En conclusión, el problema de la obesidad es más grave de lo que creemos, además de comenzar a reflexionar sobre las condiciones de adicción que estamos generando en las próximas generaciones. Además de problemas colaterales, donde la apariencia se convierte en un factor de riesgo, generando otro tipo de problemas de carácter psicosocial, que en otro momento abordaremos.