Columna por Alejandra Raquel Guerrero
Correr desde temprano para grabar una clase o bien enviar un mensaje a nuestros niños “aunque sean de universidad”, esto toma por supuesto unas dos horas, pues debemos cuidar la escenografía, evitar errores y con antelación desde luego, además de bastante referenciado pues es esencial preparar todo el material del que hablaremos en la sesión a través de Zoom, Skype, Team Work, Facebook Live, etc. o bien para el video en You Tube, Google Classroom, Khan, o la Plataforma del Colegio y finalmente, en el resumen para el mensaje por Whatsapp, Telegram o Messenger, entre otros.
Y es que la perspectiva general de la planificación y una clase presencial no es posible más. Nos tomó por sorpresa, si, es cierto no estábamos 100 % preparados para mudar del aula tradicional al mundo virtual, del tiempo real al tiempo intangible, de la sincronía a la asincronía. Donde existe inherentemente una transformación de roles, del rol discursivo a un verdadero facilitador y guía; la flexibilidad implica una organización didáctica con una visión diferente.
El vocabulario cambió ahora, son e-contenidos, e-materiales, e-actividades y la e-forma de entrega, diversa; sin perder el rumbo de una evaluación confiable, fidedigna que jamás debe estar desarticulada más bien se transforma en el proceso formativo, es decir; suma. Cada e-actividad será el eje, pues es el producto a desarrollar, el cual estará lleno de intenciones para construir experiencias.
A priori y por ende, la necesidad imperante de causar asombro en nuestros estudiantes; pues ahora es bien sabido a través de la neurociencia que solo así, nuestras redes neuronales conectadas al maravillo sistema límbico nos llevan a un aprendizaje de largo plazo y significativo. Asimismo, cuidando en todo tiempo el desarrollo del aprendizaje activo y las competencias a desarrollar en nuestros estudiantes.
El mayor reto, lograr el aprendizaje con y a pesar del COVID-19, abandonando las prácticas mecánicas; pensando en ciclos didácticos cortos donde sea factible la retroalimentación casi instantánea antes de la siguiente experiencia de aprendizaje, dando así; un seguimiento puntual donde el alumno reconozca su éxito o área de oportunidad antes de avanzar al siguiente desafío. No olvidando que esto avista al futuro inmediato, un cambio posiblemente estructural en nuestra forma de vivir, pensar y enseñar.
A todos ustedes queridos maestros, quienes hacen que el mal estudiante se convierta en bueno y el bueno en superior. Nuestro más grande reconocimiento. ¡Muchas Felicidades!