La oferta de vendedores ambulantes que ofrecen esos productos que en esta pandemia son indispensables se multiplica y ayuda a la subsistencia
Los cambios en la dinámica diaria de las personas, provocados por la pandemia de Covid-19, se reflejan en muchos sectores de la sociedad, uno de ellos es el comercio informal, pues varias personas que sustentan su trabajo en esta actividad están optando por la venta de cubrebocas y caretas, productos que tienen mucha demanda, debido a las medidas de protección establecidas por las autoridades sanitarias.
Datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), revelan que, en el primer trimestre de este año, Tlaxcala se mantuvo en primer lugar nacional en ocupación en el sector informal con el 47.1 por ciento de la población ocupada que es de 594 mil 706 personas.
Mientras que en el parámetro nacional fue de 27.6 por ciento.
La pandemia ha dejado sin empleo a muchas personas tanto del sector formal como del informal y con la preocupante expansión de la infección por Covid-19, personas desempleadas que se dedican al comercio ambulante o puestos semifijos encontraron en la elaboración y venta de cubrebocas un modo de obtener ingresos y sustento económico.
Las autoridades de salud han dado a la población distintas recomendaciones para evitar el contagio de este virus que, hasta el momento, ha cobrado la vida de 136 tlaxcaltecas y 745 casos positivos hasta este domingo, una de ellas es el uso del cubrebocas.
Por ello, en diferentes ciudades y mercados de la entidad se observa la venta de estos productos, los cuales antes de la pandemia, en el caso de cubrebocas sólo se adquirían en farmacias o establecimientos específicos, en la actualidad la venta de esas herramientas se encuentra a la vuelta de la esquina, en carreteras y afuera de centros comerciales, así como las caretas, las cuales actualmente se están convirtiendo en esenciales.
Uno de los principales consejos sanitarios es el uso de cubrebocas que deberá utilizarse en lugares públicos, el cual ha sido considerado como una herramienta indispensable para frenar la propagación de la enfermedad.
Los comerciantes ofrecen variedad de diseños de estos productos, de diferentes telas, tamaños, colores e incluso con imágenes que los hacen más atractivos, van desde los bordados artesanales hasta diseños de caricaturas y superhéroes.
Todos dicen ser lavables y seguros, sin embargo, todavía hay personas que se niegan a portarlos como medida preventiva.
Los precios van desde los 10 hasta los 25 pesos en la calle, en algunos comercios están hasta en 35 pesos dependiendo del diseño o imagen impresa que les han colocado.