Columna por Antonio Ortega Martínez
Finalmente se cumplieran nuestros pronósticos y advertencias sobre el viaje que hizo el presidente Andrés Manuel López Obrador a Washington: Solo fue a limpiar la cara de Donald Trump frente al voto latino con miras a su esperada reelección el próximo 3 de noviembre.
Hoy, en su "mañanera" AMLO reconoció el ‘pacto de no agresión’ que él y Trump hicieron al afirmar que la reunión se basó a partir de “coincidencias” y se evitó tratar temas donde no hubo acuerdo, entre ellos el muro; la migración y la venta de armas desde la Unión Americana para cárteles del narcotráfico de nuestro país.
Ambos mandatarios negociaron no desacreditarse mutuamente de manera que lo dicho por López Obrador en el sentido de que "fallaron los pronósticos, no nos peleamos", demuestra lo errático de su concepción, pues nadie en su sano juicio espera un pleito; pero de ahí a elogiar el supuesto un respeto y gentileza de Trump hacia los mexicanos hay una gran distancia.
La simulación de este encuentro cuyo balance –según el Presidente resultó "positivo"- fue evidente también con los empresarios que lo acompañaron pues no son representativos de todo el sector privado del país, ni responden a un plan, sino que su asistencia fue meramente simulación con la que se pretende hacer creer a la ciudadanía que hay rumbo.
Lamentable, en cambio, el desprecio y ausencia de la verdadera representación patronal simbolizada por organizaciones como la Coparmex; Concamin; Canacintra, CCE, que cuentan con legitimidad pero no con las simpatías de nuestro mandatario.
Con este suceso, creo que estamos evadiendo problemas centrales tal como ha señalado la ex embajadora Roberta Jacobson en el sentido de que la reunión entre AMLO y Trump fue una distracción a favor de los dos gobernantes que enfrentan serias crisis en sus respectivas naciones.
Lo que sí nos queda claro, amigas y amigos, es que México está pagando a Trump la factura por su intervención para reducir la cuota petrolera ante la OPEP; la barrera de guardias nacionales ante la migración centroamericana y el apoyo a la candidatura de Jesús Seade para dirigir la Organización Mundial de Comercio; pero seguimos con la ausencia de acuerdos y compromisos que se reflejen en empleos y fortalecimiento económico en favor de nuestros connacionales.
¿Qué ganó el Presidente López Obrador agradeciendo a Trump sus atenciones? Lo peor, es el falso señalamiento de que “el gobierno de Estados Unidos no ha impuesto nada al mexicano.
Mejor se hubiera quedado callado; sabe que eso no es verdad. Lo hemos vivido con la negociación del Tratado comercial de América del Norte y lo padecemos todos los días con los temas de migración; el muro fronterizo; la venta de armas al crimen organizado; amenazas de aranceles y problemas que, justamente, generan divergencia, y que en esta ocasión que era vital tocarlos, fueron eludidos; de manera que lo que AMLO pudo haber ganado, lo perdió por su falta de sobriedad al exagerar una supuesta amistad con Trump y buenas relaciones personales que no existen.
Por fortuna, tenemos país y conciencia. México saldrá adelante gracias a su gente, no al desgobierno que cada vez se hace más pequeño y muestra en los hechos su incapacidad.
Les hago llegar saludos cordiales.