Personalizados con el diseño que pida el cliente para expresar su personalidad o promocionar una marca, pero eso si como medida sanitaria necesaria para salir a espacios públicos, los cubre bocas pasarán a ser parte de la nueva normalidad y también han sido una actividad emergente para la actividad económica detenida en distintas áreas por la pandemia de Covid-19.

Reservados anteriormente para ambientes médicos que hoy requieren de alta eficacia y seguridad, el uso de cubre bocas será parte de la “Nueva normalidad” que inicia este lunes en medio de contagios de Covid-19 que aún no muestran un descenso.

Desde finales de marzo, su fabricación y comercialización fue un salvavidas para muchos comerciantes en una entidad como Tlaxcala con una tradición textil arraigada.

A la escasez inicial de cubre bocas, le siguió una importante fabricación en diferentes puntos, ya que quienes se dedicaban, por ejemplo, a la confección de ropa, han transformado su producto para adaptarse a las necesidades del mercado y en otros casos se modificaron totalmente las líneas de producción para enfocarse en este elemento.

Así, la oferta se puede encontrar en casi todos lados, aunque no todos cumplen las normas y por ende con su papel de efectividad como reductor de posibilidades de transmitir el virus en el caso de los asintomáticos que pueden portar el virus SARS-CoV-2.

En sus diseños se han incorporado elementos tradicionales como los saltillos de Contla o bien bordados, pasando por aquellos que hacen referencia al tradicional carnaval.

Sus costos oscilan desde los 1.50 pesos en su modalidad de desechables hasta los 65 pesos en el caso de los KN95 utilizados por el personal de salud que tiene contacto con pacientes de Covid-19.

Para su compra se pueden encontrar desde afuera de los centros comerciales que hoy tienen como requisito su uso, o bien el comercio electrónico que tiene hoy en las redes sociales un importante escaparate.