Fe de ratas columna por José Javier Reyes
Al panorama, confuso y peligroso, del combate a una enfermedad de nuevo cuño, de nombre intrigante y origen remoto, se suman los problemas de comunicación y la inevitable paranoia que desata una amenaza que, en efecto, ya ha infectado a cientos de miles y cobrado miles de vidas alrededor del mundo.
Al estilo de las películas de terror, donde las enfermedades extravagantes tienen un origen perverso y suelen ser parte de un complot rebuscado, han surgido algunas teorías que buscan atribuir el brote del nuevo coronavirus a intenciones malévolas, en vez de considerar que la mecánica de las mutaciones de estos microorganismos hace que se produzcan de manera natural.
La primera de estas teorías de complot tiene hasta un poco de lógica: habiendo surgido en China, ¿quién es el más grande enemigo del gigante oriental? Los Estados Unidos. ¿Por qué no creer que la CIA o el Pentágono pudieran haber creado esta amenaza para desestabilizar a la potencia comunista?
Esta hipótesis tiene el problema de que, aun considerando que China tiene el mayor número de casos confirmados y de decesos en el mundo (81 mil contagios y más de 3 mil muertes) poco o nada significa para una nación con mil 400 millones de personas. Este país representa casi la cuarta parte de la población mundial. Destruir a esta potencia asiática con este virus será más lento que la construcción de una nueva muralla china.
Analizando esta información resulta todavía más difícil de tomarla en serio: “el portal digital Global Research Analytics recopiló recientemente una parte de un informe de Larry Romanov, experto en economía de la Universidad de Fudan, con sede en Shanghai, publicado al respecto con el título de “El coronavirus de China: una evolución impactante. ¿Es posible que su cepa se originó en Estados Unidos?”. Lógico: un supuesto experto en economía nos revela su opinión autorizada en un tema de microbiología.
Una variante de esta conspiración es aún más extraña: ante la ola de protestas (particularmente feministas) que se han dado en el mundo, una manera de hacer que la población se refugie en sus casas y desista de manifestarse fue la creación de esta variante de coronavirus. Se trata de un arma para el control político de la población. Sin comentarios.
Otra idea, que ya raya en lo demente, es que la enfermedad fue creada por los propios chinos como una forma de control natal, dado que una de sus consecuencias sería la esterilización de los hombres. Este disparate fue creado en Twitter y va más por el camino del chiste involuntario que el de otra de las muchas teorías conspiranoicas.
Lo cierto es que un virus es la peor arma que se le pueda ocurrir a nadie. Controlar su difusión es complejo y costoso, como se ha visto, y a diferencia de los perversos gobiernos que luchan por controlarnos, los virus no reconocen fronteras, razas ni condiciones sociales. Un ejemplo son los famosos que se han contagiado del virus, incluidos Tom Hanks y su esposa Rita Wilson, así como pilotos, basquetbolistas, futbolistas y políticos.
Como siempre, la hipótesis más simple suele ser la más acertada: no sabemos con precisión el origen del virus, pero si hubiera culpables serían la sobrepoblación, la estupidez humana o la naturaleza.