Una de las preguntas que nos permitirá comprender las consecuencias del coronavirus es la siguiente ¿A qué tipo de sociedad arribó el coronavirus? No cabe duda que las sociedades que vivimos actualmente ofrece características que quizás nos dé luz sobre cómo se enfrentará el virus y que resultará de todo ello, de la grave crisis que enfrentamos.

          A través de las redes sociales somos testigos de cómo de manera individual hacemos frente, somos testigos de escenas de pánico, de inundarnos de información, de realizar compras masivas hasta realizar oraciones para nuestra salvación.

          La sociedad que vivimos está caracterizada por la idea del triunfo individual que nos permita la holgura económica y el bienestar, necesariamente volvemos a la idea, retomando la perspectiva del sociólogo Max Weber, que mediante el trabajo es posible lograr el excedente que nos tranquilice y, con ello, lograr el bienestar, lo que el mismo Weber llamó la construcción de una ética muy propia de los países protestantes, el trabajo como una forma de vida, como la salvación. Así entonces, el triunfo en la vida (la salvación) es tangible a través de las posesiones, de los bienes materiales.

          Rescatamos una carta en el diario El país que caracteriza esta forma de ver el triunfo individual: “Ahora triunfa quien posee muchos bienes materiales. Pocas veces miramos a una persona normal, trabajadora, que tiene un trabajo y un sueldo normales, y pensamos que ha llegado lejos en la vida. Y quizá esa persona tenga el mayor de los triunfos. Quizá forme parte de una bonita familia, tenga un buen grupo de amigos y buenos ratos y anécdotas que contar. Yo creo que cuando estemos llegando al final del camino, pocos se acordarán de aquella camiseta o de aquella ropa cara; o de aquel teléfono de última generación. Igual si nos paráramos a valorar lo verdaderamente importante, alcanzaríamos el verdadero triunfo. Esa debería ser la idea de triunfo.”

          Ahora bien, esta diferenciación no exclusivamente se da entre los individuos, sino que la forma en que se enfrenta al Covid-19 no es de manera global, depende de cada nación y de sus recursos; ante ello nuevamente la vulnerabilidad de los países pobres determinará los resultados ante esta crisis. No cabe duda que después de pasar la emergencia las desigualdades entre los países se ahondarán; al interior veremos, en el futuro inmediato, una recuperación económica lenta y con un saldo adverso para grupos tradicionalmente vulnerables. La desigualdad al interior de México marcará el rumbo.

          En nuestro país hasta 15 de marzo los resultados arrojan un crecimiento del Covid-19 lento y paulatino, pero se prevé que entre el 20 y 30 de este mes su crecimiento sea exponencial, por lo que transitaremos y será importante el funcionamiento del sistema de salud, pero sobre todo visualizar en qué condiciones se iniciará la recuperación económica a corto plazo.

          No cabe duda que será necesario reflexionar sobre diferentes temas, por ejemplo el saldo en los grupos etareos vulnerables, cómo vamos a enfrentar la crisis entre el 20 de marzo y el 20 de abril, así como, para muchos importante, medir el saldo político, decimos ello porque la oposición al presidente no deja de señalar a cada momento la forma errónea en que se responde a la emergencia sanitaria, además de puntualizar que la respuesta del presidente a las críticas se reducen a su descalificación fácil: son los conservadores. Insistimos, resulta pertinente resolver el problema que se nos viene a mediano plazo.