Desde la Sociología por Luis Pérez Cruz
PROYECTO
El pasado fin de semana se dio a conocer lo que se llamó Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica por el Consejo de Salubridad General ello como parte de la inminente llegada de la fase 3 de la pandemia covid19; trata esencialmente aspectos tan delicados como la toma de decisiones ante la saturación o colapso del sistema de salud mexicano, como ya lo vimos en otros países en semanas anteriores.
Cabe aclarar que tuvimos acceso al documento en la red, pero ya no es posible consultarlo en estos momentos, por lo que haremos una serie de reflexiones basados en ese primer acercamiento y en función de la información con que se cuenta.
La ola de críticas no se hizo esperar, sobre todo porque el tema es muy delicado y creo que la mayoría hace señalamientos, pero nadie propone formas de enfrentar la fase tres de la pandemia, algo así como que se hagan responsables otros y que las autoridades de salud se ensucien las manos.
Tenemos el ejemplo de la Universidad Nacional Autónoma de México, señala que no fue consultada para la elaboración de dicha Guía, pero de ninguna manera, como la máxima Casa de Estudios de país, levanta la mano y realiza un diagnóstico y propone la forma en que se puede enfrentar la fase 3. Resulta lamentable que no expongamos nuestras ideas y las hagamos públicas, se requiere de opiniones de los universitarios desde diferentes ámbitos para enfrentar las diversas situaciones.
Por otra parte, la Comisión Nacional de Derechos Humanos en un comunicado de prensa, entre otras cosas, señala lo siguiente: “A partir del análisis desde el bloque constitucional de derechos humanos, es importante precisar que la Guía es contraria a disposiciones sobre el derecho a la salud vinculantes para México, tanto en el Sistema Universal como en el Sistema Regional de protección de los derechos humanos, ya que es un documento que justifica que el Estado Mexicano no garantice el acceso efectivo a los bienes de salud a todos los pacientes con COVID 19, en este caso a los recursos de medicina crítica.” Que pobre análisis el de la CNDH que reduce el problema a una perspectiva básicamente jurídica, dejando de lado muchas otras y no tomando en cuenta la excepcionalidad de la situación.
Quisiera referirme a la cuestión que causa mayor inquietud, en caso de que el sistema de salud se vea rebasado por la pandemia cuáles criterios se tomarían para decidir el uso del equipo de atención, para ello se plantea lo siguiente en el proyecto guía:
1) la supervivencia del paciente a corto y a largo plazo. Para la primera se podrá utilizar el Puntaje Secuencial de Evaluación de Falla Orgánica (SOFA), o cualquier otro método objetivo y validado de supervivencia, el cual dará una cifra del 1 al 4. En segundo lugar se analizarán las enfermedades capaces de impactar o limitar la expectativa de vida y se otorgarán valores de 2, 4, o no aplica. La cantidad acumulada podrá ir desde 1 a 8, quienes tengan un número menor serán atendidos primero.
2) el principio de vida completa o vida por completarse. Esto quiere decir que se dará prioridad a las personas capaces vivir más tiempo en caso de recuperarse. Por lo tanto, si un hombre de 80 y otro de 20 requieren un respirador y su condición médica es igual, es más probable que se entregue al joven.
Para efectos de resolver el dilema que quizás enfrentemos es necesario considerar, como ya lo señalamos, es una situación de excepción.
Asimismo, resulta pertinente considerar la necesidad de recurrir a los principios de la bioética, dejar de considerar todo bajo lo jurídico, ya que se consideran 4 principios o dimensiones, que son la autonomía (del paciente), justicia (equidad), beneficencia (mejorar las condiciones de salud) y no maleficencia (no hacer daño). En este caso de excepción que vivimos y en caso de llegar a la fase de no poder atender a todos, ¿Qué hacer?
Por otra parte, los servidores de la salud, sobre todo los médicos, se enfrentan a la toma de decisiones y lo hacen todo el tiempo, afectando o no a los pacientes, solamente que nos alarmamos y queremos hacernos a un lado y, posteriormente, acusar a otros.
Finalizamos diciendo que ello ya se realizó en otros países y en otros momentos de la humanidad, además de abrir paso a nuevas perspectivas, nuevas visiones del significado de la salud, la de vivir en condiciones decorosas y ya dejar atrás la perspectiva de salvar la vida a costa de lo que sea.
Recomendación. En esta ocasión referimos la lectura del libro Morir en la miseria coordinado por Miguel Badillo, describiendo cómo mueren los mexicanos que viven en los 13 municipios más pobres de México, quienes viven con IDH similar al de algunas regiones del continente africano, no cuentan con servicios de salud, caminos para llegar a las cabeceras municipales ni transporte; a grandes rasgos las personas mueren y no hay autoridad que certifique de qué mueren, los pobladores entierran a sus muertos donde pueden. A propósito del tema que nos reúne en esta ocasión, precisamos pensar en el funcionamiento de nuestro sistema de salud, no solo hacerlo en momentos de emergencia como el que vivimos.