Columna por J.A. Javier González Corona
Estamos iniciando junio y permanecemos en la cúspide de mayor contagio del virus SARS CoV-2 culpable de la pandemia Covid-19 que nos está dañando enormemente desde la salud física y mental, hasta la parte económica. Ya no aguantamos. Sin embargo, hay un gran número de personas que, por ignorancia, falta de información o desinformación, no respeta las indicaciones sanitarias.
Según el físico Octavio Miramontes, especialista de la UNAM, debido al escaso respeto al confinamiento por parte de un gran número de personas, no se llegó a lo previsto por las autoridades sanitarias de llegar al pico de la pandemia durante los últimos días de mayo, retrasándose un mes, es decir, hasta finales de junio. Y sí, desgraciadamente se observa a un gran número de personas de todas las edades, caminar por la calle, parques e incluso centros comerciales; quitados de la pena y sin pensar en una posible infección del virus. Muchos de ellos, al cuestionarles por qué no respetan el “quédate en casa”, afirman que la peste es un engaño por parte de gobierno. Es decir, la ignorancia sin límites.
Para algunas personas no existe raciocinio, conocimiento, información ni sentido común, entregándose a la suerte y a la decisión divina. Por cierto, esta última ha surgido enormemente a través de las redes sociales. A manera de ejemplo un amigo comentó: “mis amigos y algunos familiares me enviaban por WhatsApp mensajes de bromas, memes, albures y hasta pornografía, ahora con la pandemia me envían rezos, bendiciones divinas y situaciones apocalípticas”. No es malo tener fe, lo malo es crear con ella excesivo miedo.
El miedo es una sensación desagradable provocada por la percepción de peligro, real o imaginario. Es decir, es un estado emocional que los individuos sienten y expresan de diversas formas. Desgraciadamente, la desinformación a través de los medios de comunicación y redes sociales, lo han acrecentado. No olvidemos que el miedo, limita las actitudes coherentes del ser humano.
Es de destacar el accionar del gobierno federal por evitar que los dueños de los grandes capitales, tomen las riendas de las decisiones gubernamentales para que se destine la mayor parte del presupuesto a ellos mismos, bajo el pretexto de salvar al país de una catástrofe económica y así, incrementar su cuantioso capital y dejar al pueblo en su mayoría, a la deriva. Varias experiencias desagradables al respecto hemos vivido, una de ellas, los movimientos sísmicos. Para ayudar a los afectados, los gobiernos en turno se han “gastado” millones de pesos, sin que ese dinero haya llegado a su destino. Tiempo después nos han informado de quienes se han quedado con ese dinero, algunos (as) ya están en la cárcel, otros siguen libres y han iniciado meses atrás una campaña política e informativa para derrocar al actual gobierno y así, evitar ser juzgados. Incluso, realizan manifestaciones desde sus carros último modelo. Desgraciadamente, algunos medios de información a través de periodistas y columnistas, tanto a nivel nacional, como estatal, tratan de ayudarlos para lograr su cometido. Los primeros, seguramente lo hacen al ya no recibir canonjías gubernamentales y los segundos, mantener las que en este momento están recibiendo.
Esta práctica deshonesta de aprovechar momentos de crisis, como la actual, se está dando con nuestros vecinos del norte. Según David Brooks “el nuevo informe del Institute for Policy Studies y Americans for Tax Fairness, el valor neto de los pocos más de 600 multimillonarios estadounidenses se incrementó en un 15 por ciento, llegando a un total de 3,382 billones de dólares, con los cinco multimillonarios más ricos: Jeff Bezos, de Amazon; Bill Gates, de Microsoft; Mark Zuckerberg, de Facebook; Warren Buffett y Larry Ellison con los mayores incrementos (La Jornada, 25 mayo 2020). Sin embargo, un gran número de latinos y afroestadounidenses tienen severos problemas de desempleo. Y eso que están en el país más rico del mundo o ¿será por políticas raciales?
Debemos ser positivos y pensar: la pandemia nos debe dejar aprendizajes. Uno de ellos, evitar el golpeteo entre nosotros y desarrollarnos de manera conjunta y bajo el principio del respeto; haciendo lo que nos corresponde de manera honesta, responsable y olvidar “que para crecer, tenemos que pisar a alguien”; a propósito, el Subsecretario de Salud a nivel nacional Hugo López-Gatell quien posee una excelente formación académica, manejo de datos, facilidad de comunicación y se ha conducido con propiedad llevando a cuestas el programa de salud en contra la pandemia; aunado a que se ha enfrentado a los grandes problemas de infraestructura hospitalaria, falta de personal y enfermedades crónicas que venimos arrastrando por años; algunos informadores, críticos, políticos y gente que se deja convencer por ellos, le buscan el mínimo detalle para denostar su trabajo.
Por otro lado, la pandemia también nos está enseñando que en educación estamos sumergidos en un atraso de varios años, necesitamos mejorar en infraestructura, en tecnologías como herramientas didácticas, hábitos de lectura en alumnos y docentes, entre otros muchos aspectos más. Nuestros limitantes son muchos, pongo un ejemplo muy simple: cuando se reinicien las labores y aún no haya vacuna contra el coronavirus ¿De qué manera resolverán el contagio en grupos de 40, 50 o más alumnos y con aulas, donde no se pueden abrir ventanas, los pasillos limitados y un espacio de 30 a 50 centímetros entre cada alumno o alumna sentados?
Según María Elena Álvarez Buylla, directora de CONACYT actualmente, sólo en EU se encuentran 30 mil investigadores mexicanos, mayor cantidad de lo que en México pertenecen al Sistema Nacional de Investigadores. Es decir, la salida de investigadores del país es constante, además, nos demuestra la poca inversión que se ha hecho durante varios años a la cultura, ciencia y tecnología, aspectos básicos de cualquier sociedad para poder lograr un desarrollo armónico, equitativo y plural.
Sin duda, México tiene los suficientes recursos naturales, humanos y culturales, sin embargo, por nuestra actitud egoísta, racista, clasista, individualista y demás, no los hemos aprovechado como debiese. En estos momentos que estamos viviendo con la pandemia, puede ser el momento coyuntural para cambiar como sociedad, es cuestión de valorar nuestra cultura, historia y aceptar nuestra realidad social, económica y política, sin utopías.
Por último, espero que el Presidente Nacional rectifique su proyecto de iniciar los primeros días de junio sus giras de trabajo, ya que tan sólo se pondrá de pechito ante sus críticos que no le perdonan ni el mínimo detalle. Recuerde señor presidente, “no por mucho madrugar, amanece más temprano” y “las peores cosas se hacen con las mejores intenciones”, refranes que encierran grandes verdades.