Fe de ratas columna por José Javier Reyes
Lo que se veía venir, llegó: la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en contra de la bien llamada “Ley Bonilla”, una intentona por parte del gobernador de Baja California, Jaime Bonilla Valdez, para extender su mandato de dos a cinco años. Eso era previsible y no representa ninguna novedad. Lo verdaderamente innovador fue la retahíla de pretextos que el propio Bonilla manifestó para justificarse y tratar de “explicar” que la SCJN haya votado unánimemente en su contra. La colección de sinsentidos de Bonilla va de lo absurdo a lo involuntariamente cómico. Cada uno, mejor que el anterior.
“La cúpula de la derecha trabajó arduamente a través de la Coparmex. Sus operadores estuvieron operando (sic) desde el principio, eso lo sabemos, ustedes vieron cómo se expresaron, son cúpulas que no estuvieron con el cambio ciudadano, porque todo lo quieren como antes, impunidad, el rico más rico”.
Todo esto suena como a una teoría de complot, pero para su desgracia la realidad es bastante terca y lo contradice. Primero: fueron los diputados locales panistas de Baja California los que apoyaron la ampliación del mandato, es decir, quien lo apoyó fue una parte de la derecha. Y si bien la Coparmex bajacaliforniana se amparó contra la Ley Bonilla a nivel local, a nivel nacional fueron el PAN, el PRI y Movimiento Ciudadano quienes se opusieron a la extensión de su mandato.
“Hubo intereses políticos obviamente, era más aceptable para ellos, imagínate un ministro que vote en contra, iban a decir automáticamente ‘oye, éste ya lo maicearon, entonces se protegieron ellos (ministros), vieron que era más aceptable, por las expresiones de la cúpula de la derecha típicamente en contra de un Gobierno de Morena”.
Aplicaría el dicho que dice: “cree el gobernador que todos son de su condición”. Él fue públicamente acusado de sobornar a los diputados locales para que aceptaran la ampliación de su mandato. Inclusive, si hablamos de “maicear”, uno de los legisladores panistas que lo apoyaron, Carlos Alberto Carlos Torres Torres, fue nombrado por Bonilla encargado de encabezar el proyecto de rescate del Centro Histórico de Mexicali. La relación de intercambios de favores, negociaciones cupulares y espacios de poder en diversas áreas ha sido un río de tinta que ha llenado muchas páginas de medios locales y nacionales.
“Yo creo que (al calificar de fraude la reforma) se sobreexcedió (re-sic) el presidente (de la Corte), al decir que el Congreso había cometido fraude, porque para hacer una aseveración como esa hay que tener las pruebas, yo creo que habló del hígado, él siempre estuvo en contra y los otros se guiaron por su comportamiento”.
Aquí vale señalar que todos los magistrados coincidieron en que, cuando Bonilla se postuló, la convocatoria claramente decía que era para una gubernatura de dos años. Al modificar este hecho para ampliar ese plazo, se violó claramente la convocatoria y el sentido de la elección.
“Esté o no esté de acuerdo yo en la decisión de la Suprema Corte, se va a acatar (…) es el órgano supremo de autoridad, y así dictaminaron, esperaba ganar obviamente, no estoy de acuerdo, pero lo acepto”.
De todo lo dicho, esto es lo único totalmente cierto. Le guste o no.