Fe de ratas por José Javier Reyes
¿Hay algo realmente nuevo en el libro de memorias de John Bolton, exasesor de Seguridad Nacional del gobierno de Donald Trump, algo que no se supiera o por lo menos se sospechara respecto al presidente que ha gobernado sustituyendo la política por prejuicios y opinando desde la más absoluta ignorancia sobre casi todo? Parecen ser historias oídas, viejas revelaciones y algunas anécdotas más o menos creíbles. Pintan a un Trump desesperado por retorcer la ley en su beneficio o en beneficio de aquellos que pudieran ayudarlo, buscando apoyos para su eventual reelección y aliados en gobiernos extranjeros para atacar a su contrincante electoral, el exvicepresidente Joe Biden. Es decir, el mismo Trump de hace cuatro años, cuando ganara la presidencia.
La expectativa creada por “La habitación donde ocurrió”, el libro de Bolton, ha generado demasiada incomodidad en la Casa Blanca. Esto tampoco se entiende mucho: según Trump, “el libro de Bolton, que está recibiendo pésimas críticas, es una compilación de mentiras y de historias inventadas para hacerme quedar mal. Muchas de las declaraciones ridículas que me atribuye nunca existieron, pura ficción". Pero de acuerdo con el Departamento de Justicia, el libro contiene “información clasificada” y por ello pidió una orden de emergencia de un juez para impedir la publicación. ¿Cuál es la verdad? ¿“Compilación de mentiras”, “historias inventadas”, “pura ficción” o “información clasificada”? Como en otros casos, buscar coherencia en las declaraciones presidenciales es tan difícil como buscar camarones en la sopa Maruchan.
Los reveses se han sucedido para el presidente: por una parte, su estrategia de cambiar integrantes de la Suprema Corte no le funcionó para frenar al programa DACA. De hecho, fue el juez conservador John Roberts, impulsado por el propio Trump, quien dio la apretada ventaja de 5 votos a favor y 4 en contra, que calificó de ilegal la decisión de Trump de poner fin al programa creado en 2012 por su predecesor, Barack Obama. Podríamos calificarla de una doble derrota, por este hecho.
Y un nuevo golpe le fue propinado al presidente por la misma Suprema Corte cuando determinó que la protección federal contra la discriminación por razón de sexo (que amparaba a las mujeres contra la discriminación ante los hombres) también abarcaba a las personas de diferentes orientaciones sexuales. Ahora despedir a una persona por su preferencia sexual es violar sus derechos civiles.
Trump apoyaba la ley federal de 1964, que sólo se refería a la discriminación entre hombres y mujeres.
Los señalamientos más graves contra Trump provienen del hecho de que habría solicitado apoyo al gobierno chino de Xi Jinping para asegurar su reelección. Esto revive la polémica que se viviera a principios de 2020, cuando se instruyera el proceso de impeachment en su contra por solicitar apoyo del gobierno ucraniano para atacar a Joe Biden. De aquel incidente fue exonerado, pero hoy las cosas parecen tomar otro rumbo.
Un sondeo reciente de la agencia Ruters le da a Biden 13 puntos de ventaja sobre Trump. También se reveló que un 57 por ciento desaprueba la labor del presidente norteamericano mientras sólo un 38 por ciento lo aprueba.
Si se agrega su errático manejo de la pandemia y las protestas por abusos raciales, se entenderá que los meses de aquí a noviembre serán difíciles en pos de la reelección. Un naufragio anunciado.