Las luchas intestinas entre las aspirantes a la candidatura a la gubernatura amenazan con llevar a Morena directo a la derrota, pero ellas no parecen verlo así.

La división entre los grupos internos de Morena ha llegado a enfrentarlos y hacer uso de descalificaciones difíciles de superar.

En las últimas semanas los ataques, directos e indirectos entre las aspirantes a la candidatura han subido de tono y han sido evidentes.

El enfrentamientos entre Lorena Cuéllar, Dulce Silva y Ana Lilia Rivera, se encaminan a secuelas negativas, para quien se convierta en la candidata de Morena.

Desde sus respectivas trincheras, las aspirantes se han dicho de todo un poco, ya sea de manera directa o por terceros que juegan a favor de sus intereses.

A Lorena Cuéllar las acusaciones se le han centrado en desacreditar su gestión en la delegación de Bienestar y cuestionar el uso de recursos públicos y espacios gubernamentales para beneficiar sus aspiraciones.

A Dulce Silva se han encargado de recordarle el periodo que estuvo en la cárcel en Puebla y su escaso arraigo en Tlaxcala, ya que hizo parte de su vida en Puebla, además de tacharla de oportunista por intentar valerse de la relación  de su esposo Cesar Yañez con el presidente Obrador para favorecerse con la candidatura.

A Ana Lilia Rivera se ha tachado de ambiciosa y de pretender beneficiarse de su estancia en el Senado a la par que busca la candidatura, además de estar maquinando una rebelión entre los morenistas que se consideran de cepa.

¡Al tiempo!