Fe de ratas columna por José Javier Reyes
¿Qué es lo que vuelve tan polarizada la atmósfera política de México: el uso insensato de redes sociales o los excesos paranoicos de la 4T? Ambos colaboraron a un enrarecimiento del clima social, donde la confusión y la indignación se mezclaron peligrosamente.
El primer shock informativo ocurrió el 9 de febrero de 2020 en la CDMX, cuando fue sorprendido Érick Francisco Robledo Rosas en el departamento donde asesinó, evisceró y desolló a su joven pareja, Ingrid Escamilla Vargas. Las redes funcionaron como una caja de resonancia que maximizó la lógica indignación, al haberse filtrado fotografías brutales del cadáver de la víctima.
No había pasado el impacto terrible de este hecho cuando una nueva noticia golpeó a la ciudadanía: el secuestro y posterior violación y asesinato de la pequeña de 7 años Fátima Cecilia Aldrighett Antón, el 11 de febrero de 2020,. La justificada indignación se vio magnificada por las sucesivas versiones de lo que pasó con la menor.
La alcaldesa de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, reconoció el 17 de febrero de 2020, que hubo una "cadena de negligencias" en el actuar de las autoridades involucradas, tanto escolares como ministeriales. Inclusive el descuido de los padres pudo incidir en el terrible desenlace.
Lo que resultó extraño fue la declaración del presidente Andrés Manuel López Obrador, en el sentido de que el neoliberalismo era el culpable de los feminicidios.
Por el "grado de descomposición social que produjo el modelo neoliberal". Lo cierto es que si un eslabón de esa “cadena de negligencias” se hubiera roto, el crimen tal vez no hubiera ocurrido.
Era evidente que estos hechos iban a impactar la Huelga General Feminista, de los días 8 y 9 de marzo, convocada a nivel continental por la Coordinadora Feminista 8M, con sede en Chile, pero con repercusión en varios países del continente. Esta actividad en México recibió el nombre de Paro Nacional. Y como decimos, inevitablemente los feminicidios de Ingrid y Fátima se volverán emblemas de la protesta.
Pero cualquier cosa que suene a protestar en contra del gobierno de la 4T es, sin la menor reflexión, condenado y ´menospreciado como producto de “la ultraderecha”. Cierto es que, ante la convocatoria de los grupos feministas (identificados en su mayoría con la izquierda) no faltarán quienes se unan con la idea de inculpar al gobierno por los feminicidios. Pero aún quienes se suban al carro del Paro Nacional, no podrán ocultar la verdad de sus intenciones: protestar contra la violencia feminicida, con toda su complejidad y venga de donde venga. AMLO no tiene vela en este entierro.
Por ello resultó lamentable la retractación de Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del presidente, quien primero apoyó al paro y más tarde se etiquetó: #NoAlParoNacional. Aún pidió que la protesta incluyera acudir a trabajar con un pañuelo blanco: “apoyamos a AMLO y también queremos erradicar la violencia”.
Explicación no pedida, López Obrador dijo que na había influido en la decisión de su esposa. Lo cierto es que este mensaje, Gutiérrez Müller daba a entender que el paro es contra AMLO, lo que no es cierto.
Una frase que resume la posición mesiánica es: “el que no está conmigo, está contra mí”. La repitieron en diversas formas Jesús, Lenin, George Bush y Darth Vader. No esperamos que el presidente de México emule a ninguno de ellos.