Columna por J.A. Javier González Corona
El tema del racismo ha sido por muchos años tema de foros, conferencias, trabajos de investigación escolar e incluso, mesa de café. El hecho de formar parte de la cotidianidad en el siglo XXI resulta aberrante. Desgraciadamente los diferentes movimientos sociales no han sido lo suficientemente determinantes para lograr la igualdad social. Lo más cruel es escuchar y observar cómo algunas personas lo niegan, sin ningún mínimo valor humano, cuando existen evidencias reales de su práctica.
Desde la perspectiva antropológica “el racismo implica la afirmación de que (la desigualdad de los grupos humanos) es absoluta e incondicional, o sea, que una raza es superior o inferior a otras por su constitución misma, por su naturaleza, y de manera independiente en absoluto de las condiciones físicas del medio y de las circunstancias sociales” (Juan Comas, 1952:51 en Antropología y racismo en México, Alicia castellanos Guerrero UAM, Desacatos, no 4, México 2000). Las conquistas en el continente americano fue una muestra fiel de como una supuesta raza superior, dominó a una inferior. Pretextando enseñar una cultura a quienes, según ellos, no tenían; cuando realmente sus fines fueron de enriquecimiento.
El racismo en EU lo han sufrido no solo las personas de color, sino la comunidad latinoamericana y en especial, los de origen mexicano, posiblemente por ser los de mayor número que llegan a ese país. En 1863 se abolió la esclavitud en ese país y, al parecer, únicamente ha servido como parte del discurso político demagógico utilizado por los dos partidos existentes: demócrata y republicano. Los estadounidenses no reconocen que su esplendor económico se lo deben en gran parte al trabajo de africanos, asiáticos, latinoamericanos, incluso anglosajones. Su avidez capitalista, por ende, de enriquecimiento, los ha llevado al asesinato.
Empero, en México “no cantamos mal las rancheras” el racismo en nuestro país ha sido también una constante. Recordemos que las personas de color fueron traídas o compradas por los españoles para los trabajos más pesados y con el fin de sustituir la fuerza de trabajo indígena. Esta última disminuyó en gran número debido a la gran mortandad provocada por los conquistadores. históricamente, ambos grupos han sufrido severas humillaciones, ya sea por el color de la piel, rasgos físicos, lengua, costumbres y hasta por su alcoholismo, al que fueron inducidos por el propio conquistador.
En la actualidad, la discriminación es un acto que va de la mano con el racismo y se oculta a través de los discursos demagógicos emitidos por diversos políticos, empresarios y algunos comunicadores, donde aseguran igualdad de derechos. Mucha razón tiene Rodolfo Usigli cuando señala en su ensayo: Las máscaras de la hipocresía, en Anatomía del mexicano (2003:135) que “la hipocresía mexicana sistematizada en la política [y otros personajes más]. Es el lenguaje siempre hablado y jamás escrito -aunque impreso-, por el que los candidatos y las instituciones políticas enrarecen y disfrazan sus intenciones y sus conquistas hasta darles un aspecto universal y moderno. La demagogia entre nosotros suple a la realidad, excita la actitud de creer y tiende a precipitar el proceso de colectivización de las mentiras; pero no es una u otra, sino el instrumento de todas ellas”, En otras palabras, el discurso demagógico fue y sigue siendo un medio para ocultar y/o deformar la discriminación y acciones racistas que se han vivido en México. Desgraciadamente a la sociedad tlaxcalteca no la podemos excluir de esa realidad.
Actualmente a nivel nacional la lucha política se ha permeado entre dos grupos: conservadores y liberales. Curiosamente los primeros argumentan un mal gobierno del presidente en turno durante el escaso año y medio de su administración. Supongo que querían a un mago y no a un ser humano con proyectos a mediano y largo plazo. Olvidándose que el periodo establecido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es de seis años, con el fin de que en ese tiempo pueda realizar y cumplir con esos proyectos. Sin embargo, el no querer respetar su periodo presidencial, hace pensar que su intención, obedece. Pues un gobierno que con el tiempo que lleva, difícilmente se puede calificar como ellos lo quieren hacer. Más bien su molestia se debe al pago de sus impuestos que anteriormente les eran condonados. Otra, por no obedecerles en realizar un empréstito y darles ese dinero para “reactivar” la economía. Una más, según ellos, se están desperdiciando los recursos entregados a la clase media baja, baja y situación de miseria, quienes “no saben cómo gastar o invertir el dinero”. Algunos comunicólogos, columnistas, comediantes, artistas, deportistas, entre otros, al perder o disminuir sus canonjías, tratan de crear inestabilidad económica, política y social en el país. Incluso, algunos de ellos al creer ser los mejores dentro de su ramo, han preferido salir del país para mantener su tipo de vida confortable.
El próximo 2021 estaremos viviendo en algunos estados, entre ellos el nuestro, cambio de: gobierno, congreso, presidencias municipales y presidencias de comunidad, es decir, una renovación en todos los niveles de gobierno. Pero, lamentablemente el siguiente año será de recuperación económica, social e incluso sicológica. No sé hasta dónde estemos preparados para una participación al 100%.
Sin embargo, a pesar de la pandemia que estamos viviendo, los grupos y partidos políticos están realizando su respectivo trabajo, ya sea de manera presencial o por línea. Por consecuencia, las encuestas y las declaraciones de ser las o los preferidos de la población, además de las descalificaciones, están al orden del día con el fin de ser ungidas o ungidos con las candidaturas. Es decir, surge la perfección humana en ellas y ellos a quienes cotidianamente no se les observa en los problemas actuales, ni en el quehacer político a favor de la sociedad. Ojalá, quienes sean candidatos por cada uno de los partidos políticos, como se dice popularmente: “no tenga cola que le pisen”.
Pero también espero para la próxima elección, los partidos políticos no asuman una actitud elitista, ni mucho menos racista para elegir a sus candidatos. En este momento, los aspirantes no necesariamente deberán ser quienes tienen una piel blanca, pertenecer a una familia de alcurnia, ni mucho menos formar parte de la élite que durante diferentes sexenios han gobernado Tlaxcala. Es necesario que participen candidatos o candidatas con amplia experiencia política, honestidad, ética y formados profesionalmente a partir del esfuerzo personal; con proyectos de respuestas mediatas e inmediatas a favor de: la educación en todos sus niveles; el medio ambiente; la descontaminación del río Zahuapan; la agricultura; el empleo; la seguridad; el turismo; la infraestructura vial; el arte; la cultura; la investigación; las personas con capacidades diferentes; la comunidad LGBTTTIQ+; además de mantener los proyectos que existen para las personas más desprotegidas y crear nuevos apoyos con visión colectiva.
Por último, desgraciadamente un gran número de personas no han entendido que el respeto a las indicaciones dadas por las autoridades de salud federal y estatal son determinantes para controlar la pandemia, ya que mientras no encuentren al medicamento o vacuna para combatir el SARS-CoV-2 el virus seguirá causando estragos.
Si bien es cierto que algunas actividades económicas hayan reiniciado, según el color del semáforo, no da pauta o libertad para terminar con el confinamiento pues permitirá aumentar el número de infectados y con ello, no se logrará el descenso de la curva epidemiológica. Por otro lado, se sabe que algunas instituciones en el estado han citado a sus trabajadores, cuando las indicaciones del sector salud señalan lo contrario, lo peor, algunos mandos medios citan a su personal con el fin de mostrar a sus jefes superiores inmediatos el control sobre sus subordinados, mediante el sustento de que el trabajo y responsabilidad está por encima de todo. Me refiero en específico al sector educativo en el área administrativa del nivel superior.