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Miércoles 03:22 pm, 17 Jun 2020.

Reflexión sobre el Coronavirus. los últimos diez días por Daniel Herrera Martínez

Columna Desde la Sociología por Daniel Herrera Martínez

Daniel Herrera Martínez | agendatlaxcala | 3429 lecturas | 0 comentarios

Reflexión sobre el Coronavirus.  los últimos diez días por Daniel Herrera Martínez

A partir de esta entrega abriremos un espacio para que los estudiantes de sociología de la Universidad Autónoma de Tlaxcala nos muestren su perspectiva sobre la emergencia sanitaria que estamos viviendo, esperamos puedan hacernos llegar  sus comentarios, para ellos será muy importante saber de opiniones y críticas sobre sus escritos. Comenzamos con Daniel Herrera de segundo semestre.

En los inicios de la pandemia en diciembre de 2019 estábamos muy tranquilos, ya que solo estaba presente en China. Pasaban los primeros días de diciembre y el coronavirus empezaba a llegar a Europa, los mexicanos aún estábamos sin preocuparnos, pero cuando llegaron los primeros casos a Estados Unidos, estallaron las compras de pánico en México; los supermercados, tiendas, centros comerciales estaban abarrotados, era un caos para obtener artículos de primera necesidad, los cubrebocas, papel higiénico, gel antibacterial, comida enlatada, en general casi todo estaba agotado en las grandes ciudades y si los encontrabas, estaban a un precio elevado.

Como primera medida utilizaron la cuarentena junto con otras restricciones,  pero ocurrieron muchos sucesos que marcaron la forma de vivir con la enfermedad en México. La cultura de buenos hábitos es algo que no tenemos muy presente. Podríamos empezar por la mala alimentación, lo más popular es comer carne de cerdo en grandes cantidades, luego estamos en los primeros lugares de sobrepeso y obesidad, juntándolo con el alto consumo de comida rápida y de electricidad, solo provocaremos que empeore la pandemia por las condiciones de salud y ambientales en las que vivimos.

Tan solo miremos un gran espacio urbano como la Ciudad de México, durante la pandemia, el flujo de automóviles disminuyó en gran cantidad, algunas fábricas cerraron, pero a pesar de todo eso, la contaminación del aire no disminuyó, todo esto nos dejó claro que el “hoy no circula” es un programa que no sirve para mejorar el medio ambiente de la Ciudad de México.

Ante lo anteriormente mencionado nos surge la siguiente pregunta ¿Quién está mal en la Ciudad de México, nosotros o el gobierno? Hablando un poco históricamente la capital ha sido un lugar importante para el país desde las culturas prehispánicas hasta nuestra actualidad con la centralización del poder desde sus inicios, pero el problema aparece cuando sabemos que en 50 años contaminamos más que en 5 siglos.

Empezamos a preocuparnos cuando nos mencionan que tenemos principios de asma u otra enfermedad respiratoria, diabetes e hipertensión por no alimentarse y cuidarse bien de las malas condiciones ambientales, sobre todo cuando está el peso psicológico de la enfermedad del Coronavirus. Surgen las preguntas: ¿Qué haríamos antes de que termine mi vida como la conozco?  ¿Qué sería lo último que haríamos? ¿Con quién pasaríamos los últimos momentos? ¿Qué lugares visitaríamos? La vida de los humanos es impredecible.

Al covid-19 jamás la esperábamos, en un abrir y cerrar de ojos estaba en nuestro territorio atemorizando a mucha gente, provocando que el mundo globalizado no saliera por miedo a morir o a sufrir la enfermedad.. Varía mucho como somos las personas y nuestra manera de pensar. Pese a todo esto, unos estamos afuera en nuestros negocios, en la calle o en nuestros trabajos tratando de conseguir dinero para comprar comida y llevarla a casa.

Juega un papel importante el territorio, la cultura, los valores y la educación, queda claro que es un fenómeno que debemos abordar desde la sociología. En lugares como Huamantla pasamos un poco de pánico, hubo días de desabasto, utilizamos unas cuantas semanas los cubrebocas, pero no fue por mucho tiempo, finalmente no respetamos las medidas impuestas y seguíamos con nuestra vida normal, por así decirlo. Todo lo mencionado anteriormente demuestra nuestra falta de compromiso, algo parecido ocurrió hace mucho tiempo, cuando varios países firmaron tratados para mejorar el medio ambiente a nivel mundial, pero sus acciones han sido pocas o nulas.

Nos preguntamos ¿Qué está pasando? Miramos noticias de coronavirus, avisos sobre suspensión de clases de forma presencial, paro de labores en muchas plantas con medio sueldo o sin paga, algunos con suerte porque aún reciben su salario completo aunque sin bonos. Además prohibieron las reuniones de más de 10 personas, casi todos los lugares públicos están cerrados.

Pasadas las 3 semanas, extrañamos a nuestros compañeros de trabajo, escuela u oficio, otros nos alegramos de no aglomerarnos en ciertos lugares,  de pasar más tiempo con nuestra familia o estar un tiempo a solas con nosotros mismos.

Lo más impresionante de todo fue que la pandemia hizo más obvias las lagunas que teníamos sin atender; mala distribución de la población, falta de servicios básicos, insuficiencia de recursos, malas condiciones para vivir, entre otras más.

Llega un momento en que nos hartamos de todo; noticias, convivencia a todas horas con la familia, no salir a algún lugar. Cuando llegamos a ese punto pueden suceder muchas desgracias: peleas, enfermedades, estrés.

De repente aparece el momento en que apreciamos nuestra antigua vida porque sabemos que no volverá a ser la misma, si somos creyentes católicos pedimos ayuda a Dios o si somos de otra religión pedimos a quien más creamos para que nos regrese diez días más de nuestra antigua vida o por lo menos un poco más de esos momentos, pero sabemos que no volverá el tiempo que perdimos procrastinando sin hacer nada. Podrían pasar dos acontecimientos: nos deprimimos y lamentamos por no hacer nada o empezamos a ser resilientes y damos cara al futuro para mejorar nuestras condiciones de vida y sentirnos felices.

Por último, la incertidumbre es lo que gobierna en el mundo, jamás sabremos lo que nos depara el futuro, aprovechar el tiempo será nuestro mayor aliado para lo que nos espera, hacer cosas que uno jamás ha hecho, realizar bien un trabajo, iniciar una empresa, abrazar a un ser querido, que el conversar con la persona nos haga sentir mejor, poner atención en clase, practicar lo que más nos gusta.