El Gobierno elude aclarar cómo en un año el presidente ha pasado de reconocer a Guaidó a evitar reunirse con él
España ha evidenciado con un gesto elocuente el giro dado a la política de Venezuela. La ausencia del presidente, Pedro Sánchez, el pasado sábado durante la visita a Madrid de Juan Guaidó —en principio su homólogo venezolano— pesó más que cualquier argumentación política. El Ministerio de Exteriores rehúsa explicar oficialmente a qué obedece el cambio y argumenta que la ministra era la persona adecuada para recibirlo porque dirige la política exterior española.
En realidad, el gesto de Sánchez no es más que la culminación de un cambio de estrategia paulatino, labrado durante el año que ha transcurrido desde el reconocimiento solemne de Guaidó como presidente encargado de Venezuela, según la formulación atípica que escogió el presidente del Gobierno español, y el desplante del pasado sábado. Una de las claves de esa evolución reside precisamente en el nombre peculiar dado al mandatario venezolano, presidente también de la Asamblea Nacional (el poder legislativo que Nicolás Maduro ha tratado de reemplazar por uno nuevo, la Asamblea Constituyente). Porque de lo que quedaba encargado Guaidó —para Sánchez y para los dirigentes de la UE que lo reconocieron— era de convocar elecciones presidenciales en Venezuela en el plazo más breve posible. La diplomacia pronto comprobó que, sin contactar con representantes del régimen, la tarea de convocar elecciones y de propiciar cualquier diálogo resultaba imposible. De ahí surgió la idea del grupo de contacto promovido por la UE, a iniciativa de España.
Toda la información en:
https://elpais.com/politica/2020/01/28/actualidad/1580241298_060327.html