Columna por la Psic. Cristina Figueroa
En el artículo anterior hablaba de la resistencia al cambio, como una tendencia de querer responder de la misma manera a las situaciones que se nos presentan, a pesar de que el entorno haya cambiado. Esta actitud es producto, por una parte, de ideas que, como colectivo, compartimos, y por otra parte, por miedo a lo desconocido.
No obstante lo anterior, hemos visto como diferentes profesionales han asumido cambios en su manera de ejercer su labor, a partir de la pandemia. En primer lugar, quiero mencionar a los docentes. Muchos de ellos se encontraron con el desafío de impartir sus clases por videoconferencias por primera vez. Algunos otros ya se encontraban en ese camino. En éstos momentos incluso, clases de actividad física se encuentran en línea.
Pero, ¿qué pasa con la psicoterapia?
Somos muchos los psicoterapeutas que hemos iniciado, la práctica clínica privada por medios electrónicos. Por mi parte, puedo mencionar mi experiencia en ésta modalidad desde hace aproximadamente tres años, con pacientes que iniciaban su proceso presencial y durante el mismo experimentaban un cambio de ciudad. Mi propio proceso ha sido, de igual forma, a distancia desde hace años.
Compartiré con ustedes la definición de psicoterapia de la American Psychological Association (APA) “La psicoterapia es un tratamiento de colaboración basado en la relación entre una persona y el psicólogo. Como su base fundamental es el diálogo, proporciona un ambiente de apoyo que le permite hablar abiertamente con alguien objetivo, neutral e imparcial. Usted y el psicólogo trabajarán juntos para identificar y cambiar los patrones de pensamiento y comportamiento que le impiden sentirse bien.”
La definición encaja con la psicoterapia cognitivo–conductual, la cual es la más apropiada para realizar a través de videollamada. Por supuesto, una terapia familiar será más complicada, incluso, éste enfoque, por videollamada, no lo recomiendo. Tampoco la hipnosis clínica.
Examinemos las partes fundamentales de la definición anterior, en primer lugar nos habla del diálogo. ¿Se puede tener un diálogo por videoconferencia? La respuesta es Sí, siempre y cuando la calidad del internet sea buena. De igual manera, el terapeuta necesita agudizar sus habilidades de observación, ya que, la conducta no verbal del paciente es parte del proceso.
El siguiente punto “proporcionar un ambiente de apoyo”, necesitamos solicitarle al paciente que escoja un lugar de su hogar donde se asegure que no va a ser escuchado, y además que se sienta cómodo. Y que, de igual manera, perciba que su terapeuta se encuentra en privado, eliminando el ruido externo y brindándole la atención al cien por ciento.
Y establecer reglas, como parte del contrato terapéutico, que incluyen, quién llama a quién, formas de pago de la consulta, etc. Todas ellas como parte de la capacidad de maniobra del terapeuta, serán definidas por éste último.
Y si aun así, los pacientes rechazan la psicoterapia en línea (cognitivo-conductual), necesitan su tiempo para adaptarse y esto también es válido.
Hay pacientes que prefieren la sesión cara a cara, por situaciones de índole personal, o porque carecen de un espacio privado en sus hogares o reconocen la mala calidad de su internet. En estos casos, continuar con el proceso presencial es lo más recomendable siempre y cuando se tengan las medidas pertinentes de sanitización, cubrebocas y sana distancia, es decir que el consultorio sea lo suficientemente amplio.
Entonces, respondiendo a la pregunta si la psicoterapia en línea, ¿funciona? La respuesta es sí, con las condiciones antes mencionadas.
Psic. Cristina Figueroa Quirino
Psicóloga y Psicoterapeuta Cognitivo-Conductual
Cel. 246 46 91878