No tenemos certeza en cuanto a las razones del presidente para ser omiso sobre este tema
Hace un mes en este espacio del “Heraldo de México”, documentamos los estudios realizados por la Universidad Nacional Autónoma de México y la Agencia Internacional para la Investigación Sobre el Cáncer (IARC) que demuestran el riesgo para la salud y para el medio ambiente originados por el uso del agrotóxico conocido como Glifosato dado su potencial cancerígeno y los comprobados daños cromosómicos que ocasiona en las células humanas. A partir de esa publicación, en las semanas recientes se incrementaron las posturas de diversos colectivos campesinos e indígenas que han manifestado su rechazo al uso de este herbicida, incluso, es de reconocer la postura de la SEMARNAT que, apegada al espíritu ambientalista que debe enarbolar, criticó severamente el proyecto de decreto publicado por la SADER sobre el uso de ese agroquímico en la Comisión Federal para la Mejora Regulatoria. Hoy el tema del glifosato se menciona en varios medios de comunicación y en pronunciamientos de distintos colectivos y organizaciones campesinas porque, en ese sentido, hay que destacar un aspecto importante: hay más coincidencias que discrepancias pues el peligro es inminente como sostenemos desde la sociedad civil en concordancia con la SEMARNAT.
Sin embargo la postura de la SEMARNAT y de su titular va muy en contra del modelo agroalimentario que impulsa la 4T, aunque lo correcto sería reducir esta aseveración, es decir, pasar de la generalidad que implica hablar de la 4T a la particularidad de un solo personaje y no, no nos referimos en esta caso al presidente de la república, sino a su jefe de oficina Alfonso Romo. Este empresario ecocida, principal impulsor de los cultivos transgénicos y cuyo flamante operador es el titular de la SADER, orquesta con toda libertad y con la anuencia de López Obrador, grandes beneficios a las transnacionales que representa, a pesar de que se demuestran las consecuencias negativas de continuar con el modelo agroalimentario de esas empresas impulsoras de agroquímicos aliadas de Romo.
Hay un pero, todos los elementos aquí mencionados abren paso a una gran interrogante ¿Por qué AMLO no es capaz de pronunciarse sobre este tema si sabe a la perfección que el modelo agroalimentario cabildeado por Alfonso Romo es de corte neoliberal y atenta gravemente contra la salud y contra el medio ambiente?
No tenemos certeza en cuanto a las razones del presidente para ser omiso sobre este tema, sobre todo porque en sus discursos crítica al modelo neoliberal, defiende a la madre tierra y habla de justicia social para campesinos e indígenas. Luego entonces deja un mar de dudas su falta de atención respecto al glifosato y sobre todo ante las recientes declaraciones de Victor Manuel Toledo, verdadero opositor al neoliberalismo, quién es víctima de una vulgar campaña mediática en su contra tras la crítica severa, pero cierta que hace sobre las visiones contrapuestas al interior del gobierno federal.
El hilo se corta por lo más delgado, Toledo es la parte más delgada de ese hilo, ¿De qué lo acusará Andrés Manuel? ¿De estar en contra de la 4T? ¿De ser parte de la mafia del poder? O quizá lo acuse de ser fifí, o de no entender que las “cosas ya cambiaron” que ya no es como antes, aunque en realidad si lo sean porque los intereses económicos de Romo pasan por encima del esfuerzo institucional y la responsabilidad del titular de la SEMARNAT de pronunciarse contra el glifosato.
Al medio ambiente le espera un futuro terrible en esta administración y aún nos restan poco más de cuatro años de un gobierno que menosprecia a la tierra; seguramente renunciará Victor Manuel Toledo bajo la mirada complaciente de Romo, y, seguramente el nieto de Madero buscará incidir para que se designe en su lugar a un simil de Victor Villalobos, a algún lacayo de Monsanto. De ser así, la aspiración que tenemos las organizaciones campesinas y ambientalistas de pasar de un modelo agroalimentario industrial a uno de carácter social, sustentable, basado principalmente en la agricultura campesina y agroecológica habrá quedado en eso, una aspiración.
Desolador sí, empero existan funcionarios con perfil, compromiso social y sin miedo a contradecir al presidente como lo hizo Toledo, los de enfrente, los de la sociedad civil que resultamos incómodos a la 4T, podremos transitar de la aspiración a la esperanza y de esta a la acción. Al final el gobierno tiene un periodo establecido, la lucha ambiental, campesina e indígena, NO, esta es constante, continua y permanente.
PD. Emiliano: La lucha campesina existió a partir de tú nacimiento, de ahí tomó la relevancia que hoy tiene, encontró su icono y su estandarte en tu figura, naciste un ocho de agosto en Anenecuilco y volviste a nacer en Chinameca en el alma y el espíritu de lucha de millones de campesinos cuando la oligarquía de este país pensó que te había asesinado…
¡Zapata vive, la lucha sigue!
POR MARCO ANTONIO ORTIZ SALAS
SECRETARIO GENERAL DE LA COALICIÓN DE ORGANIZACIONES DEMOCRÁTICAS, URBANAS Y CAMPESINAS, CODUC A.C.