Incumplimiento del INAH en reparación de iglesias de San José y Tepeyanco ha dañado más los inmuebles

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) no ha cumplido con los trabajos de reparación de los daños que sufrieron, por el sismo de 2017, en la parroquia de San José y de la Basílica de Ocotlán, y en el templo de San Francisco, en Tepeyanco.

Ranulfo Rojas Bretón, coordinador de la Comisión Diocesana Covid-19, mencionó que los trabajadores no llevan el ritmo que había anunciado la institución, situación que ha provocado mayor deterioro al interior de esos inmuebles.

Dio a conocer que autoridades del INAH se comprometieron a tener un avance, a mediados de este año, en el proceso de restauración de esos templos catalogados como monumentos históricos, sin embargo, no ha ocurrido en el caso de la iglesia de San José, "sólo se presentan a trabajar dos o tres personas y para esa obra, es nada”.

Ranulfo Rojas informó que el retraso en los trabajos podría ser por la contingencia sanitaria por Covid-19 o a un recorte presupuestal aplicado al instituto, "pero también a cuestiones técnicas, como sucede con la parroquia de San Francisco, donde algunos especialistas advirtieron que fue un error haberle quitado la linternilla".

Hasta este momento, San José y San Francisco se encuentran cerradas a la feligresía, en tanto que la Basílica de Ocotlán está abierta parcialmente.

Indicó que en la parroquia de San Francisco, el problema fue que quitaron la linternilla, y esos trabajos son los difíciles en una construcción, pues “el mismo personal de restauración señala que no fue acertado quitar la linternilla, otros dicen que fue lo correcto. Tienen problemas en eso, pero es una situación técnica y ellos tendrán que ver lo conducente. El problema es que los trabajos de restauración no están yendo con el ritmo que los habían anunciado”.

Consideró que el daño puede continuar en las iglesias de San Francisco y la de San José, pues al estar cerradas se acumula la humedad y plagas que afectan los retablos, "en San José, al estar cerrado la humedad y el deterioro al interior son severas, si bien quitaron las imágenes y otras piezas de arte sacro, quedaron los retablos y hay más deterioro porque no hay un uso del inmueble y, como todo, el deterioro se siente más, pinturas y esculturas se protegieron y no están expuestas ahí, el problema son los retablos porque esos no se pueden mover, están protegidos, pero sufren necesariamente el tiempo y las plagas”.