Actualmente estamos viviendo un grave problema económico debido a la desmedida alza de precios en la “canasta básica”; ante tal situación: ¿Quién tiene la culpa? La respuesta inmediata, muchas veces irreflexivamente, decimos: el gobierno. ¿No existirán otros culpables o factores que intervienen para tal situación?

En días pasados el presidente nacional dio a conocer la iniciativa del plan antiinflacionario, donde se busca mantener bajo control el precio de 40 productos señalados en la canasta básica durante los próximos seis meses. Para ello, se reunió con diversos empresarios y productores más importantes del país, con el fin de acordar que no haya aumento en los productos y así, apoyar a la economía familiar. Según los medios informativos, sí establecieron tal convenio.

Sin embargo, en ese acuerdo no están considerados quienes juegan un papel muy importante en la circulación de productos, me refiero a los intermediarios y/o acaparadores de las diferentes centrales de abasto, tanto de la CDMX como de los diferentes estados del país. Estas personas compran los productos de los campesinos a precios muy baratos, con el fin de acaparar el mayor número de ellos.

Estos acaparadores distribuyen a los altos, medianos y pequeños comerciantes dichos productos según sus intereses -aumentando su costo en un 100, 200, 300 por ciento y en ocasiones más-, argumentando sequía, inundaciones y mil pretextos más para justificar su encarecimiento. Incluso, prefieren tirar los productos que disminuir su precio.

Desgraciadamente quienes (autoridades) deben vigilar y evitar que no exista este tipo de abuso, no lo realizan: por corrupción, desatención y en ocasiones temor; mostrando indiferencia o simplemente declarando que no están enterados. Es decir, se necesita que directivos y personal de las diferentes instituciones estatales y nacionales creadas para vigilar y controlar precios, realicen adecuadamente (con honradez) su trabajo a favor de los consumidores.

Por otro lado, estamos saliendo de dos años de pandemia mundial en donde la producción y comercio, entre otros aspectos más, se vieron afectados drásticamente; por ende, en la economía de todos los países y extremadamente en los subdesarrollados.

En el caso específico de México, la compra de vacunas, creación de una infraestructura hospitalaria de emergencia (notable el atraso que teníamos), contratación de personal médico (quienes merecen mi respeto y admiración), implementación de una infraestructura educativa a distancia (también nos dimos cuenta de nuestro atraso) y sin préstamos al Fondo Monetario Internacional (aplaudible decisión), entre otros aspectos, desajustaron la economía nacional.

Asimismo, la constante y mediática oposición política al gobierno federal (en todo) por parte de la coalición Vamos por México (PAN; PRI y PRD) coordinada por el empresario Claudio X. González, hace suponer a través de sus análisis, críticas y comentarios, desean una situación de catástrofe social, económica, política, cultural e incluso natural (inundaciones, temblores, sequias, etc.) en el país, con el fin de “demostrar” a la ciudadanía que la nación los “necesita” en el poder. Aunque se olvidan (como muchos años atrás) del pueblo.

Como un agregado más y no menos importante, se presenta una guerra entre “dos” países (Ucrania vs Rusia); iniciándose el 24 de febrero del 2022 y después de casi tres meses en combate no se ve su fin, aunque sí sus repercusiones económicas en la mayor parte del mundo. Nuestro país no es la excepción.

Ante estas situaciones extremas, vemos que no existe un responsable específico a quién echarle la culpa de la problemática económica que estamos viviendo, sino más bien, es una corresponsabilidad de diversas personas, instituciones, partidos políticos y países quienes nos están conduciendo a una situación difícil. Ojalá aquellos con el protagonismo y la oportunidad de decidir, sean coherentes con su decir y hacer; pensando a favor de quienes menos tienen la culpa y en este caso de la población mayoritaria o… ¿Usted qué opina?