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Jueves 25 de agosto, 2022.

Los lugares invisibles: La participación de las mujeres en el trabajo doméstico no remunerado

Día Naranja columna por Olivia Araceli Aguilar Hernández

Olivia Araceli Aguilar Hernández | agendatlaxcala | 2181 lecturas | 0 comentarios

Los lugares invisibles: La participación de las mujeres en el trabajo doméstico no remunerado

Esta tercera entrega del DÍA NARANJA intenta recuperar temas relevantes sobre la violencia de género para resignificar el impacto social, económico y personal que representa en este caso el trabajo doméstico y de cuidadosme refiero a ese trabajo cotidiano que ocurre dentro de los hogares.

Para entrar en materia, tomaremos como referencia la expresión del Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) que se refiere al trabajo doméstico y de cuidados, como “el conjunto de actividades realizadas al interior de los hogares para proporcionar y proveer bienestar a los miembros de la familia”. Estas actividades involucran la limpieza de la vivienda, la preparación de alimentos, el mantenimiento de la ropa, proporcionar cuidados a todas las personas que integran los hogares y que requieren apoyo constante, como las y los menores, las personas adultas mayores y las personas enfermas entre las principales; además algunas otras como encargarse del mantenimiento de instalaciones dentro del hogar, realizar las compras, administrar las cuentas y hasta el cuidado de mascotas. 

Sin duda, este es uno de los temas más importantes cuando se pretende hablar de desigualdad entre mujeres y hombres, debido al impacto que tiene, ya que la distribución del tiempo en las labores del hogar influye directamente en la participación de las mujeres en actividades remuneradas, también limitan su profesionalización y crecimiento personal, en el caso de niñas y jóvenes tiene un impacto mayor en el acceso a oportunidades de estudio.

Es muy importante cavilar sobre la relevancia del tema y su impacto en la vida de mujeres y niñas; sobre todo en el contexto nacional, debemos reconocer que debido a que histórica y culturalmente estas actividades y responsabilidades se han asignado primordialmente a las mujeres, ¿Por qué?, tradicionalmente se ha construido la idea de que las mujeres deben integrarse total y plenamente al espacio privado; sin embargo, al hacer uso de sus derechos han ido recuperando espacios en el contexto educativo y laboral, con todo esto la responsabilidad doméstica es una carga que han tenido que llevar a cuestas porque en un sistema construido por hombres y sus necesidades, estos han definido las reglas de participación de mujeres y hombres, donde estas se consideran como subalternas.

También quiero enfatizar y no hay que perder de vista, durante la contingencia por COVID-19 y como resultado de la distribución tradicional de los roles de género, fueron las mujeres quienes tuvieron que asumir las responsabilidades de cuidado con jornadas más extensas debido al confinamiento, lo que generó una sobrecarga de tareas físicas, económicas y emocionales, las cuales se prolongó por más de un año.  

¿Qué implica hablar del trabajo doméstico y su materialización en desventajas hacia las mujeres, jóvenes y niñas? Si revisamos datos sobre esta situación, lograremos reconocer que de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) con datos para el 2021, los hombres en promedio dedican 20 horas a la semana a las tareas domésticas, mientras que en las mujeres es de 50 horas, como podemos observar son 30 horas más de tiempo dedicado a las actividades descritas anteriormente. 

¿Cómo impacta negativamente esta dinámica en la vida de las mujeres?, esto representa que las mujeres destinan siete horas al día (tiempo que se puede extender hasta diez horas diarias) al trabajo doméstico, lo que en términos reales equivale a una jornada laboral completa, lo problemático de la situación en que no reciben ningún tipo de pago, además del escaso reconocimiento por las personas integrantes de la familia, el agotamiento físico y emocional que se derivan de las tensiones en la atención de varios asuntos cotidianos. 

¿Cómo se puede involucrar a los demás integrantes de la familia en las labores domésticas y de cuidado? Uno de los primeros factores a tomar en cuenta consiste en evitar calificar estas actividades desde el privilegio masculino; es decir, evitar pensar que las actividades de reproducción doméstica y de cuidados corresponden única y exclusivamente a las mujeres. Entender que la responsabilidad no recae en la figura femenina como atributo de abnegación y amor, partiendo de la premisa de que las actividades de reproducción doméstica son primordiales para las formas de organización familiar y de convivencia del ser humano, incluso como un derecho la corresponsabilidad del cuidado del hogar y del espacio donde se habita.

Es responsabilidad de todas las personas de una familia participar de acuerdo con sus capacidades y posibilidades. Es muy importante comprometer a todas las personas que integran las familias o formas de comunidad y asociación para realizar los cambios correspondientes y necesarios en este sentido.

Una de las estrategias más significativas para empezar a involucrarse en el trabajo doméstico y del cuidado es la corresponsabilidad, con esta categorías se destaca la disposición de los hombres y demás integrantes de la familia a involucrarse de una manera responsable y comprometida en la limpieza de la vivienda, la preparación de alimentos, el mantenimiento de la ropa, realizar las compras, administrar las cuentas, ejercer paternidades responsables, dedicando tiempo y cuidados de calidad para las y los menores. 

En la medida en que todos los integrantes de la familia participen en el trabajo doméstico se ajustará el tiempo de las mujeres, generando una serie de beneficios, como destinar tiempo propio para su cuidado personal, reducir las tensiones y el estrés, que en muchos casos se refleja físicamente en agotamiento crónico.   

Para concluir, quiero señalar que cuando se trata de hacer juicios sobre la violencia y desventajas que enfrentan las mujeres siempre ponemos la mirada en las violencias que ocurren en todo tipo de espacios y que consideramos más allá de nuestra injerencia. Nos preocupa, ¿pero actuamos para contrarrestarla?, ¿Miramos en nuestro propio contexto?, ver y reconocer en lo personal y en lo familiar ésta problemática es un efecto de espejo. En síntesis, logremos reconocer y realizar los cambios necesarios.