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Domingo 10 de diciembre, 2023.

¿El Sueño Americano? buscando la felicidad (segunda parte)

Desde La Sociología columna por Luis Pérez Cruz

Luis Pérez Cruz | agendatlaxcala | 2838 lecturas | 0 comentarios

¿El Sueño Americano? buscando la felicidad (segunda parte)

“La mayor felicidad del mayor número

es el fundamento

de la moralidad y el derecho”

Jeremy Bentham.

La semana anterior, a través de la historia de Ángela, pudimos adentrarnos en que el “sueño americano” no puede ser entendido y construido como un concepto fuera de la realidad, ésta nos muestra y nos hace comprender un mundo complejo, siendo necesario abordarlo desde diferentes puntos de vista.

          Para Ángela el “sueño americano” no necesariamente representa una aspiración individual, el “social dreaming” pasa de lo individual a lo social a través de hacer consciencia de la realidad y estar en condiciones de obtener un beneficio colectivo. Entonces, el “sueño americano” se convierte en un elemento sustancial en la comprensión del movimiento migratorio de la región centroamericana y mexicana hacia el norte, en la búsqueda de una mejor vida, en busca de la felicidad.

          La felicidad entró en su fase de que su búsqueda se sitúa en el bienestar material, que el fundador del utilitarismo, Jeremías Bentham, resume como el establecimiento de la mejor acción es la que produce la mayor felicidad al mayor número de individuos, maximizando con ello su utilidad. En otros términos, el utilitarismo de Bentham puntualiza que el bienestar de las mayorías debe sustentarse en elementos prácticos y tangibles. No necesariamente en la búsqueda de satisfactores espirituales y materiales, que nos lleve al placer.

Regresando con Ángela, nos hace explicito que no todo fue negativo en los Estados Unidos, también vivió momentos realmente satisfactorios, resumiéndolos en dos: el cultivo de amistades y el trabajo sistemático y buscando mejorar con ello su condición de trabajadora.

          El cultivo de amistades de diferentes nacionalidades le permite encontrar mejores condiciones de trabajo, basadas en la solidaridad y una amistad real. A su paso por San Luis Missouri, Utah, Atlanta, Colorado, Dallas, Huston y San Antonio, forjó una personalidad y su muestra de disposición le permitieron llegar al punto de trabajar por cuenta propia y mejor sustancialmente su situación económica. No cabe duda que Ángela construyó una idea clara del tipo de vida que deseaba para ella y sus hijos.

          Pensó que realizar un sueño no supone que se te ofrece, sino que se construye para hacerlo realidad y que su estancia en Estados Unidos tuvo claroscuros, pero su imagen de un futuro promisorio le correspondía a ella y a nadie más.

          Por otra parte, su visualización de la felicidad estriba en un esfuerzo personal y el cumplimiento de las metas que nos tracemos y para ello se requiere tenacidad y transformar su ser y adecuarse a la realidad que le tocó vivir.

          En San Antonio se dedicó, por su cuenta, a dar masajes de rehabilitación y terapéuticos y faciales; a su decir, con mucho éxito.

          Después de trabajar un tiempo en su negocio, se ve en la necesidad de dejar Estados Unidos y regresar a México, ya que un familiar muy cercano enfermó y debió estar a su lado.

          De acuerdo a la concepción que tiene Ángela de su vida quién va a los Estados Unidos a trabajar es valiente, además cree que no todo es malo, pese de los abusos y malos tratos y miedos. Finalmente, considera que el norteamericano es “esencialmente” bueno. Pero insiste en que el mexicano legalizado, no se comporta solidario con los que llegan.

          Como punto final, Ángela llega a la conclusión de que para conocer la cultura norteamericana es necesario vivirla personalmente y sin prejuicios. Lo importante no radica en enviar los dólares, sino cómo se ganan.

          A raíz de esta experiencia, recuerdo haber leído hace algunos años el cuento de Voltaire “Cándido o el optimismo”, donde, como su nombre lo indica, Cándido es inocente, sin malicia y bien intencionado, se muestra optimista con el mundo y con los seres humanos.

A Cándido le suceden todo tipo de desgracias inimaginables, pese a ello no pierde ese optimismo y tiene fe en la humanidad, termina el cuento con la idea siguiente: “es necesario regar el jardín diariamente”.