El metepantle consiste en un mosaico de cultivos desarrollado en terrazas
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) otorgó el reconocimiento al sistema agrícola metepantle de Tlaxcala como parte del Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM), destacando su valor como práctica ancestral de conservación y producción sostenible.
El metepantle consiste en un mosaico de cultivos desarrollado en terrazas que incluye maíz, agave, frijol, calabaza y plantas silvestres, el cual ha sido mantenido por familias agricultoras de la región durante más de tres milenios.
Este sistema ancestral tiene sus raíces en los conocimientos de los pueblos indígenas nahuas y se ha desarrollado en los territorios montañosos y semiáridos del estado de Tlaxcala.
La FAO reconoce el metepantle como un ejemplo excepcional de prácticas agrícolas que logran preservar la cubierta forestal, mientras brindan apoyo a los medios de subsistencia y al patrimonio cultural de las comunidades locales. Kaveh Zahedi, representante de la organización, destacó que estos sistemas son "puntos brillantes que muestran cómo las comunidades pueden recurrir a sistemas de conocimiento y prácticas ancestrales para llevar alimentos a la mesa, proteger los empleos y los medios de subsistencia y mantener territorios agrícolas únicos y sostenibles".
El reconocimiento cobra especial relevancia en el contexto actual de los efectos cada vez mayores de la variabilidad climática y los fenómenos climáticos extremos sobre la agricultura, así como la pérdida de biodiversidad que afecta a los sistemas productivos mundiales.
Los SIPAM son sistemas de patrimonio vivo habitados por comunidades que mantienen una relación integral con su territorio.
Estos sistemas evolutivos y resilientes se caracterizan por una notable agrobiodiversidad, conocimientos tradicionales, culturas y paisajes de valor incalculable, gestionados de forma sostenible por agricultores, pastores, pescadores y habitantes de los bosques.
El sistema del metepantle tlaxcalteca preserva las semillas nativas, mantiene la biodiversidad de las tierras secas y fortalece los sistemas alimentarios y los medios de subsistencia locales, ofreciendo resiliencia y continuidad cultural en una de las regiones de México más vulnerables al cambio climático, refiere la FAO.