Que tal amigos en esta ocasión deseo plasmar mis reflexiones y sentimientos sobre los hechos horrorosos, dolorosos e indignantes que sucedieron en el tan golpeado sur del país, en Iguala, Guerrero, en el que desaparecieron forzadamente a 43 jóvenes normalistas, ejecutaron arbitrariamente a tres estudiantes y más de una veintena padecieron tortura y tratos crueles, inhumanos y degradantes y hoy por hoy se considera un caso no resuelto lleno de dudas, mentiras, engaños y perversiones.

Los tlaxcaltecas también padecemos esa injusticia con la desaparición desde hace ya mas de 730 días del joven de 22 años originario de la tierra de los muéganos y Pueblo Mágico, me refiero al huamantleco Cesar Manuel González Hernández, de quien nada se sabe hasta el momento, pese a la búsqueda de familiares y amigos; de las autoridades del gobierno federal, la misma administración estatal de mi compadre Mariano González Zarur y del alcalde Alejandro Aguilar López, poco o casi nada podemos señalar.

Sin duda este y otros cientos de casos donde ha metido mano el gobierno de la nación son por hoy casos y misterios sin respuesta, y a pesar de los cientos de marchas y protestas pidiendo respuesta simplemente el Sr. Enrique Peña Nieto, nos ha demostrado que en este país el cinismo, la impunidad y la simulación es quien gobierna.

En esta país 43 padres de familia siguen buscando a sus hijos desaparecidos forzadamente, esto solo nos da una muestra de la consternación y la tragedia en la que nos encontramos no solo este estado de Guerrero si no todo el país, Tamaulipas, Coahuila, Michoacán, Monterrey, Chihuahua, Morelos, el Estado de Mexico, Veracruz, Sonora, Zacatecas Etc. Y en todas partes nos gobierna pero el crimen organizado.

Usted amigo lector no imagina el terror y la barbarie a la que fueron sometidos 43 estudiantes, y uno se llena de indignación, de rabia, de impotencia y de profunda consternación por lo que sucede en mi país México, donde quizás a este día estén muertos, mutilados, quemados, enterrados en fosas clandestinas pero los cuerpos no están y eso nos hace pensar que quizás los tengan cautivos.

Cuando todo aparentaba en una superada etapa de nuestra historia, y cuando todos centrábamos nuestros sentimientos en el Estado de Michoacán, Tamaulipas,  Chihuahua, Sonora, Sinaloa, Coahuila, como los estados tomados por asalto del crimen organizado; se sumo un crimen de Estado, pues Ayotzinapa es un quebrantamiento de dañada a la des-humanidad que viven los pueblos olvidados del sur.

Han sido en dos años de protesta mundial, de marchas de miles y miles de personas en muchas ciudades de la República y del mundo, quedó claro que en la sociedad no entendemos este caso como aislado del resto del contexto nacional, ni mucho menos creemos que sea producto sólo de la violencia crecida del crimen organizado; por el contrario, ya sabemos que el Estado mexicano es el responsable de estos crímenes: desapareció a los estudiantes normalistas, los ejecutó, los torturó y los maltrató pero ¿Dónde están?.

Así es como deben pasar a la historia estos hechos estrujantes, que han conmovido masivamente a las personas y pueblos del mundo. En este sentido, y por lo que hace a la desaparición forzada, puedo decir que, tal como establece la Convención Interamericana sobre el tema (artículo 2), se trata de la privación de la libertad a una o más personas, cualquiera que fuere su forma, cometida por agentes del Estado o por personas o grupos de personas que actúen con la autorización, el apoyo o la aquiescencia del Estado.

Hasta hoy la lucha no cesa, no termina y desde cualquier trinchera debemos de exigir a Peña Nieto presente las conclusiones de una investigación mañosa, sucia y dolosa, pero también pedir o exigir que deje el poder y que se ponga en manos de la justicia internacional y sea juzgado por crímenes de estado.

Pero sabemos que esto no va a suceder y los 43 estudiantes desaparecidos claman justicia, los padres de los mismos exigen presenten los cuerpos sean vivos o muertos, pero ante la falta de información o de la negativa a reconocer dicha privación de libertad o de informar sobre el paradero de las personas, con lo cual se impide el ejercicio de los recursos legales y de las garantías procesales pertinentes, recursos a favor del gobierno y muros en contra del pueblo.

A dos años de la desaparición de 43 estudiantes, hoy conocemos las formas en que los agentes del Estado, del ejército y la policía municipal de Iguala participaron directamente, junto a sus secuaces, en la desaparición de los 43 normalistas y que hoy por hoy quizás estén clamando justicia en el cielo, pero que el pueblo no debe olvidar la represión y la mentira de un gobierno caduco.

Con base en lo anterior debemos declarar que la búsqueda de 43 estudiantes es una obligación del Estado que no puede evadir; que es su responsabilidad, y por ende debe destinar todos los recursos posibles, echar mano de manera inmediata de todos los medios a su alcance, para realizar la búsqueda y presentar con vida o los cuerpos de quienes han sido objeto de tan graves violaciones a sus derechos humanos, o fundamentar su paradero.

Usted y yo estamos de acuerdo que estos hechos jamás debieron ocurrir, pues el Estado está obligado a prevenirlos mediante la realización de acciones legales e institucionales efectivas, así como a evitar que estas violaciones se cometieran por parte de autoridades relacionadas con la procuración de justicia; sin olvidar que debió proteger y respetar los derechos de las personas, y por tanto tiene que crear mecanismos correlacionados con las actividades que realicen sus servidores públicos, e impedir que cometan actos de desaparición forzada.

Hasta este día nuestro marco normativo no tiene ya preestablecido ni regulado, las probabilidades de que se den casos como estos en el ejercicio de sus funciones, y por ello en todo momento el pueblo de México de pugnar por erradicar estas prácticas entre instituciones coludidas con el crimen organizado.

Ayotzinapa, es la evidencia que a más de dos años de los hechos, el Estado mexicano ha demostrado incumplimiento en su obligación de garantizar los derechos de las víctimas; y debemos decir que es obligación explícita del Estado en su conjunto establecer un sistema integral de colaboración en todos sus niveles para continuar con la búsqueda y localización de las personas desaparecidas, así como para la investigación de los hechos, la atención a las víctimas y la reparación integral del daño.

Por ello el Estado debe garantizar también que en un contexto de graves, manifiestas, masivas y sistemáticas violaciones a los derechos humanos, la desaparición forzada constituye un crimen que ofende a la humanidad, que no puede investigar de manera aislada, tal como la comunidad internacional se lo ha venido exigiendo.

Ayotzinapa es un crimen de Estado, lo repetiré y denunciare hasta el cansancio; porque todo el mundo debe saber que el Estado mexicano ha configurado un aparato que comete graves violaciones a los derechos humanos; este caso de los jóvenes normalistas y a sus familias. Estas últimas tienen el principalísimo derecho a la verdad, y podría agregar que a la verdad verdadera. Es decir, a saber cómo sucedieron en realidad los hechos.

Ya basta que solo sea el Estado quien administre la información y limite el acceso de los familiares a conocer sobre los procesos de investigación y búsqueda. Toda vez que este es un derecho de las familias ser informadas primariamente sobre los pormenores de lo que pasó y está pasando.

Debemos mediante este y todos los medios posibles obligar al Estado a reparar los daños de manera individualizada, es decir, con cada una de las personas afectadas y por cada uno de sus familiares. Y ésta no debe depender de la investigación, de la sanción a los posibles responsables, ni del éxito o no de la búsqueda de las personas desaparecidas.

La reparación del daño debe además proveerse de manera integral, así como estar apegada a las necesidades y exigencias de las víctimas. No debe calcularla, debe preguntar sobre los mecanismos que las víctimas establezcan en cuanto a forma y medios por los cuales consideren que podrían ver medianamente reparado el daño ocasionado; de entrada sabemos que nada puede ayudar más a las familias que la presentación con vida de los jóvenes desaparecidos forzadamente. Hoy las familias y toda la sociedad somos conscientes de que en México necesitamos organizarnos pacíficamente para erradicar este sistema de muerte tras dos años de fracasos.

Los 43 desaparecidos de Ayotzinapa deben ser un punto de quiebre de esta república, YA NO CALLES ESTO Y MILES DE COSAS QUE SUCEDEN EN ESTE PAIS, QUE ESTAN MANIPULADAS POR EL GOBIERNO, ES EL MOMENTO DE LEVANTAR LA VOZ Y DE EXIGIR FUERA EL MAL GOBIERNO… FUERA EPN…ADIOS COMPADRE MARIANO, en tu conciencia quedará tu nula intervención para esclarecer o contribuir a las investigaciones de nuestro paisano Cesar Manuel González.… Hasta la próxima. Espero sus comentarios al mailelhiladortlaxcalteca@gmail.com