Alberto Méndez Aguilar

Violencia y entretenimiento

Hace ya muchos años que las telenovelas son un ingrediente principal de la televisión gratuita. El tándem telenovelas-noticias ha dado a Televisa preponderancia  en el sector y poder en la política gracias a las masivas audiencias que ambos productos cosechan.

También por muchos años la crítica a los contenidos de esa empresa hizo énfasis en la cursi ficción en que abrevaban esas series – las telenovelas- que primero fueron teatro televisado, luego dramas, luego comedias y luego un interminable refrito de sí mismas ante la sequía de creatividad de sus escritores.

Pese a todo siguen teniendo éxito de público y, por ello, todo lo que acontezca en su desarrollo importa.

Es el caso de los temas que abordan las actuales telenovelas de la citada empresa. En realidad la temática no ha variado y los títulos hablan por sí mismos: Yo no creo en los hombres, Muchacha italiana viene a casarse, Hasta el fin del mundo, etc.

No obstante, en estas producciones hay un sabor distinto. En su afán por actualizarse, a las consabidas decepciones amorosas, paternidades ocultas, disputas por herencias, pasiones ingobernables, la empresa añade a sus escenas un muy explícito contenido de violencia contra las mujeres.

En la telenovela Que te perdone dios, a punto de debutar, hay una disgustante  --  -perdón por el anglicismo-  escena de violación contra el personaje Abigail, que hace la actriz Zuria Vega, según se aprecia en el promocional. Si además vemos que en Hasta el fin del mundo – telenovela en horario estelar- también hay un intento de abuso sexual, se advierte que el tema ya es recurrente.

La crítica al exceso de violencia contra mujeres, en las telenovelas de Televisa, ya tiene episodios  anteriores.

Corría el  año 2009 y el llamado  Consejo Ciudadano por la Equidad de Género en los Medios de Comunicación, con sede en la ciudad de México hizo un monitoreo de la telenovela Fuego en la Sangre, que registraba entonces, en su horario de 21:30 a 22:30 horas, un rating de 36 puntos. Hay que precisar que un punto de rating equivale a 96 mil 782 televidentes. Fuego en la Sangre, pues,  era vista diariamente  por unos 3.5 millones de televidentes, redondeando números

Aquél monitoreo arrojó que la telenovela, que estelarizaban Adela Noriega y Eduardo Yáñez, presentaba “ escenas en las que se reproduce el machismo y un alto índice de violencia contra las mujeres, especialmente de corte psicoemocional, donde la mujer es vulnerable debido a sus sentimientos y el amor”.

Según el citado Consejo Ciudadano, la telenovela registró, durante una semana de monitoreo, “498 escenas que reproducen y justifican el ejercicio de la violencia contra la mujer con un total de 313 actos de violencia psicoemocional, 66 de violencia física, 17 de violencia feminicida y cinco de violencia sexual. Todas estas acciones tienen una frecuencia de entre 33 y 70 actos por transmisión”. (Antonio Medina, revista Etcétera, enero de 2009).

Probablemente muchos no vieron capítulo alguno de Fuego en la Sangre pero las cifras del monitoreo podrían impactarles.  Y si se ven hoy los promocionales de las telenovelas que en estos días trasmite Televisa se podrá constatar que la tónica no solo no ha variado sino que se ha agudizado.

Hay un debate implícito: ¿por qué el cine puede presentar escenas tan sórdidas como productos con pretensiones artísticas y las telenovelas no? Una mediana cultura cinéfila puede referir un buen puñado de películas violentísimas.

Quizá el contexto en que vivimos haga la diferencia. Y quizá por eso no se ve, en la reiteración del promocional en que se viola a Abigail, un producto artístico resultado de la creatividad, vaya, del intelecto de alguien. Son imágenes que se esparcen cotidianamente a las audiencias ávidas, aparentemente, de mayor consumo de violencia. Violencia en la vida real, violencia en los medios, violencia en el entretenimiento, violencia en las telenovelas.

¿Se dirá que sólo son reflejo de la realidad? Como ya se narró, millones de televidentes están juego.