Alberto Méndez Aguilar

Zorba, el tuerto

Baja económica y corrupción tienen al país en la lona.

No nos espantemos: hablamos de la remota y milenaria Grecia. Ellos sí que están en aprietos, según nos consuelan los comentaristas de economía y finanzas.

En estos  años aquél país fue noticia por su recurrente crisis: el pasado 2013 cumplió su año número 5 en recesión y su  PIB se contrajo 6.4 por ciento lo que significó una pérdida del poder adquisitivo, desempleo y pobreza generalizada.

Paradójicamente, el pasado domingo los griegos comenzaron a intentar cambiar  su situación eligiendo como presidente a un izquierdista excomunista. El resto de Europa, más precisamente los prestamistas de todo el continente,  (Comisión Europea, Banco Central Europeo, Fondo Monetario Internacional), tiemblan ante la posibilidad de que el nuevo gobierno griego no acepte, de nueva cuenta, la zanahoria del préstamo a cambio de ahorcar a sus propios ciudadanos, como es el trato que estos financieros ofrecen a todo mundo.

Llama la atención el parecido de los ingredientes de la crisis griega con factores que tienen a México con su economía en vilo: baja económica (el pronóstico de crecimiento para 2015 se ajustó a la baja hasta en 3 ocasiones); corrupción (ampliamente documentada en medios de prensa nacionales); crisis política (estado de Guerrero) y, en el fondo, la caída de los precios petroleros, que ha precipitado el recorte al presupuesto.

Lo más curioso es que a la comentocracia de asuntos económicos en México –su inmensa mayoría-  le sigue seduciendo la creencia de que la tan cacareada disciplina administrativa tiene a nuestras finanzas más fuertes que nunca. El gran premio del gabinete económico es el apapacho de las calificadoras, todas ellas gabachas.

El gobierno mexicano anuncia un recorte de 124 mil millones de pesos a su presupuesto y las calificadoras dicen que qué bueno, que qué gran recorte, “a tiempo”, no como en otras ocasiones. Que sigan así. Si estas calificadoras dicen que los recortes están bien hay que pensar que algo anda muy mal. Claro, siempre queda la argucia de que la cosa podría estar  .. ¡como  en Grecia!

Lo cierto es que, en ambos casos, los gobiernos han fallado en lo esencial: no han sabido preservar el empleo, los ahorros y el bienestar de sus representados.

Con ese panorama, los griegos –le decía- tuvieron elecciones y el domingo hicieron ganar a la izquierda que los medios internacionales califican de “radical”, como para asustarnos a todos.

Alexis Tsipras, el carismático nuevo líder de Grecia  amenaza con desbancar al  exótico Nicolás Maduro como el villano favorito de occidente. Para nuestra prensa de la economía, que sólo sabe leer los despachos de Wall Street, el nuevo líder griego pronto será el populista, el irresponsable que venderá sólo engaños. Y nos advertirán de ello.

En la situación griega muchos optimistas ven prefigurado el tan añorado como temido  triunfo de la izquierda en México y, por supuesto ven en López Obrador al Tsipras nacional. Hay muchas diferencias y un trecho largo por recorrer.

Tsipras no la tiene fácil, nomás tiene que aguantar –no vencer- a la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo, Fondo Monetario Internacional). La izquierda lopezobradorista y aliados tiene enfrente – desde hace 18 años- al PRI, al PAN, al Verde, a los “poderes fácticos” a las calificadoras y a todos los crédulos en que la disciplina financiera nos ha beneficiado tanto pero tanto que no estamos como los griegos.