El siguiente año renovaremos 60 alcaldías, 19 diputaciones locales por mayoría relativa, entre otros cargos de elección popular, la organización de estas elecciones las realizará el nuevo Consejo General del IET, mismo que carga con el lastre que representan los ex integrantes de este instituto ocasionado por la opacidad en el manejo de los recursos públicos asignados, su ineficiente desempeño, y como solo una muestra es la actual demanda penal de la que es objeto el actual consejero Lino Noé Montiel Sosa por la malversación  de documentos públicos relativos a la elección de Presidente de Comunidad de San Sebastián del municipio de Huamantla, tal demanda dimano del aviso que la Sala Regional del TEPJF dio al ministerio público al dictar sentencia sobre la impugnación presentada por Acción Nacional en 2010.

Si fue desatinado y nada ético  su registro,  mayor es desatinado el nombramiento del Consejero Lino, el cual hace sombra al nuevo Consejero Electoral, el cual esta mermado de credibilidad y certeza en su función, y lo que menos necesitaba en su conformación era tener integrantes cuestionables.

Si Organizar las elecciones y recuperar la confianza hacia el IET  son  tareas complicadas, estas acciones  nada favorecen a estos fines. Sin medias tintas los actuales consejeros electorales  deben asumir los  retos que implican estar al frente de una institución  que necesita con apremio  credibilidad. Y  son dos retos a considerar y cumplir.

El primero  se basa en su inherente actividad;  como es llevar acabo  los actos que implica el  proceso electoral y los actos post electorales, además de  los nombramientos de las áreas directivas y técnicas que deben recaer en  personajes que cumplan con el  perfil y evitar que sean cuestionados por su cercanía con actores políticos, partidos políticos,  o se lleven a cabo por el pago de cuotas políticas, pues cualquier órgano electoral administrativo no debe ser botín de grupos de poder ni de partidos políticos, en caso contrario se atentaría contra su naturaleza.

El segundo  aunque tienen que ver con sus responsabilidades, la separó porque el manejo de los recursos públicos debe tener un trato especial, los sueldos, bonos, adquisiciones, contratos deben ser transparentes y manejados correctamente, este tema es delicado y es uno de los más vigilados por la opinión pública.

La coexistencia de ambos sentidos abonará a recuperar la credibilidad de tan importante organismo para la vida pública del Estado, y a mermar  el agotamiento social hacia las instituciones electorales, si el IET cuenta con la confianza de los ciudadanos es un buen aliciente para la participación electoral, y para sentar las bases para olvidar una gris, ineficiente y abusiva administración de Consejo General del Instituto Electoral anterior , pero los nuevos consejeros ¿Estarán dispuestos asumir los retos? Esperemos que la respuesta sea positiva por el bien de todos los ciudadanos, la institucionalidad y por nuestra democracia. Las primeras muestras reflejan disposición de la presidenta del IET  para reivindicar a la institución sin embargo, hay que esperar que con el paso del tiempo no se baje la guardia.