Fernando Díaz de los Ángeles

Ha iniciado el proceso para la renovación del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Acción Nacional, y de facto se han definido las fórmulas que contendrán, ambas son interesantes, lo que podemos predecir que será una elección competida y colmada de diferentes aspectos que llamará la atención de la opinión pública.

Estas  fórmulas que en los próximos días se registraran, representan dos  opciones distintas para los panistas. En primer lugar la fórmula Cordero-Oliva personifica un proyecto de acérrima oposición al gobierno de Enrique Peña Nieto,  de distintas líneas de acción en la vida partidista de Acción Nacional a las que estableció Gustavo Madero en los últimos tres años, de una gama de experiencia gubernamental y de operación electoral, y de seria critica a la actual dirigencia nacional.

 En segundo lugar Madero-Anaya, juntos son la fórmula  de los triunfos electorales, que significaron la pronta recuperación tras  perder la presidencia de la república, de interlocución con el gobierno federal, y a través de ello alcanzar  proyectos panistas que en doce años de gobierno esperaron, de experiencia política mezclada con la tenacidad y juventud.

La próxima dirigencia nacional, tendrá la responsabilidad de preparar el plan de trabajo encara a las elecciones federales del próximo año, y establecer la piedra angular para la prueba madre para el panismo: recuperar la presidencia de la república en 2018.

Ambas propuestas coinciden en hacer de las raíces históricas y doctrinales la base de los respectivos proyectos, cuentan con el respaldo de personajes interesantes y de fuerte liderazgo regional. Este proceso interno no solo es interesante por los protagonistas involucrados, hay que sumarle las circunstancias que se han presentado en torno a ellos en un pasado reciente, como la sustitución de la coordinación del grupo parlamentario en el senado de Ernesto Cordero, las acusaciones  de este último hacia Madero y a Villarreal.

Esta lección marcará un nuevo derrotero en la vida interna de Acción Nacional, toda vez que será la primera vez que la militancia elegirá al presidente y secretario general del CEN de manera conjunta, por esta razón los militantes debemos entender que este proceso intrapartidario no es un asunto Cordero-Oliva VS Madero-Anaya, sino  Cordero-Oliva o Madero-Anaya, porque son las dos opciones que tendremos en mayo próximo, de acuerdo a la actitud de los  principales protagonistas será el ambiente.

Es cierto, son dos visiones diferentes de partido, sin embargo eso no es sustancial para que exista un conflicto que polarice al partido, la campaña que se nos viene, debe ser de propuestas y de debate para que permita el análisis de la militancia,  no debe haber espacio para las calumnias, hacer una campaña fuera de la institucionalidad solo da cabida a darle armas a otras partidos para atacarnos cuando llegue el momento.

Nuestros pecados de hoy, pueden convertirse en nuestros fantasmas del mañana, pero también nuestra fe de hoy puede ser la convicción de muchos mañana, la renovación del PAN es para elegir entre las  dos visiones de partido que se presentan, no para hacer más grande nuestros problemas y hasta las diferencias.

La dicotomía del proyecto de partido no es un tema reciente, ha existido desde la fundación de Acción Nacional, pero ese tema lo abordaré la siguiente semana.