Si el edil capitalino alguna vez hubiese leído  y entendido “El político y el científico” libro de Max Weber –sociólogo alemán-, tal vez se hubiera ahorrado muchos problemas y su gobierno hubiese sido aceptable y rescatable.

En este libro Weber versa sobre tres cualidades decisivamente importantes para el político: Pasión, sentido de la responsabilidad y la mesura. La primera de ellas estriba en el sentido de entrega a una causa, porque la pasión no convierte a un hombre en político sino está al servicio de una causa, la segunda es la cualidad que guiara  la causa del  político y la última es  la capacidad para dejar que la realidad actúe sobre uno sin perder el recogimiento y la tranquilidad.

Estas tres cualidades  nunca las  reflejo el primer priista de la capital del Estado, ya que fue vencido por el mayor enemigo de todo político: La vanidad. Porque nunca se entrego a su trabajo como alcalde, y al no tener una causa pues la responsabilidad no lo acompañaba y  lo que provoco sus desatinos como el decir algún día:  “El que se sienta inseguro que contrate seguridad privada” tras los problemas de seguridad pública que se viven en el municipio que gobierna, es difícil que haya un policía por cada habitante, pero pudieron crearse programas de reacción en coparticipación con los habitantes del municipio de Tlaxcala y ante estas respuestas es fácil entender que la mesura no es un fuerte de Pérez Lira.

Su intolerancia hacia sus críticos, colaboradores y regidores de oposición le ocasionaron dolores de cabeza, sin embargo no cambio de rumbo, jamás utilizo la brújula navegando de noche y desde sus primeros días de gobierno se perdió.

En política se debe ser tolerante ante la crítica de propios y extraños, pero sobre todo ganar  la guerra contra la  vanidad, en sus últimos meses de su gobierno parece  empeñado en ser un gamberro, sin importar a quien le falte el respeto, como ocurrió al eliminar de la foto de la CONAMM a su sucesor en días pasados.

En recientes días en una revista poblana, presumió de sus logros, de su tolerancia y respeto, paradójicamente recientemente un trío de habitantes capitalinos fueron golpeados y detenidos por oponerse a una obra.

Don Pedro como escribió Max Weber: “El político tiene que vencer cada día y cada hora un enemigo muy trivial y demasiado humano la muy común vanidad, enemigo mortal de toda entrega a una causa y de toda mesura” líneas que   debe entender.

Usted  pasará a la historia por ser el primer presidente municipal de extracción priista que no le entregará la estafeta a un correligionario, porque hasta para repartir culpas hay que ser justos, y en la derrota del PRI en la capital mucho o poco pero tuvo que ver su gestión, en estos meses que le quedan gánele a la vanidad y termine con dignidad por el bien de los capitalinos.