*Bernardino Vázquez Mazatzi

El PAN hoy

En términos generales, los partidos políticos en Tlaxcala gozan y disfrutan de una muy bien ganada desconfianza y de un merecidísimo rechazo de la sociedad. La inmensa mayoría de los ciudadanos de esta entidad se sienten defraudados por esos organismos electoreros pues sienten que los gobiernos emanados de sus siglas simplemente NO han cubierto sus expectativas.

Para el muy próximo proceso electoral en el que se renovará la primera magistratura local y los 60 ayuntamientos, además de los legisladores del Congreso, en estos momentos, ningún partido político se puede dar el lujo de decir que goza de la simpatía popular. Los dirigentes políticos tienen perfectamente claro que su pasado lejano y su presente son una carga pesada que les impide llegar a las mayorías.

Y ese pasado y presente caótico lo representan los hombres y mujeres surgidos de sus filas que le fallaron al pueblo, que le fallaron a su partido y que han agrandado la desconfianza social hacia la política y hacia los políticos. En consecuencia, en estos momentos los tres más caros partidos (PRI, PAN y PRD) no tienen garantía de la elección de sus candidatos para las siguientes contiendas electorales los van a dejar ilesos y completos.

Esos tres partidos políticos NO tienen candidatos naturales ni fuertes ni confiables ni de aceptación social. De más a menos, el PAN podría contar con elementos visibles aunque no necesariamente fuertes. El PRD, aun con sus miles de tribus, corrientes, líderes, líneas y organizaciones carece todavía más de candidatos viables, mientras que el PRI tiene segura su derrota debido al mal trabajo y resultados de los gobiernos que bajo sus colores están en el poder.

Tlaxcala es quizá el único estado del país que por consecuencia de un experimento maquiavélico ha sido gobernado por esos tres partidos políticos y tal vez, sólo tal vez, sus habitantes sean los únicos que se crean eso de que tal ensayo es lo mismo que democracia, cambio o alternancia…

La renovación de las dirigencias estatales de esos tres partidos políticos casi siempre han sido una tragedia y un espectáculo deprimente. También a veces han sido una exhibición de ambiciones mediocres e intereses personales. Todo resumido nos da una idea de cómo es que son visto los políticos y la política por la población tlaxcalteca.

Por el momento, las riendas en el PRI están laxas y quien las tiene en sus manos no sigue un proyecto ni vislumbra un rumbo definido; el PRD tiene en sus líderes a la fuente de casi todas sus inconformidades y sus sospechas y, sin duda, la elección de una nueva dirigencia los va a dejar aún más divididos, mientras que en el PAN…

El PAN podría ser el ejemplo de una elección interna ejemplar si no fuera porque quienes aspiran a participar en ella se empeñan por ensuciar su proceso y por hacer uso de la diatriba y el señalamiento más que por ofrecer propuestas a sus militantes, mismos que ahora reprochan a esos aspirantes la falta de apoyo, atención y gestión cuando tuvieron la oportunidad de estar en otro momento en el poder.

Así, en el PAN, el único que podría contar con la simpatía de los panistas que elegirán a su dirigente en los próximos días, es Alberto Cano Cortezano. Eso lo dicen los propios albiazules. Y eso porque, aseguran, cuando fue diputado federal sí apoyó a la gente, se mantuvo cerca de ella y ha sido de los pocos que entiende la filosofía e ideología de su partido.

Los militantes del PAN saben que existen claros riesgos de salir lesionados de su proceso interno pero también entienden que podrían salir fortalecidos siempre y cuando no den cabida a la lucha fratricida. Pero ven en los aspirantes el recurso de la división como elemento para atacarse, defenderse y aspirar a ganar. En al menos dos de ellos observan claras muestras de ambiciones de poder por encima de su partido.

Y ellos mismos lo dicen: “de todos los candidatos a dirigir el partido a nivel estatal la mejor propuesta es Alberto Cano Cortezano”.

*Escritor y Periodista