*Bernardino Vazquez Mazatzi

La fuga del Chapo

La mayoría de los casos de este tamaño se entienden sólo por el leguaje de la corrupción y la impunidad. En México no hay imposibles... todo se logra, todo tiene arreglo, todo se puede y todo se negocia si hay de por medio dinero, y entre más complicado o arduo es el asunto más costo tiene. Pero en todos los casos el dinero es el que habla.

Hay un dicho muy difundido que tiene como esencia la verdad así sea contradictoria y que dice que en este, país todos tenemos un precio. Hay políticos y funcionarios de cualquier nivel que miden su honestidad y su honradez en las cifras que se les ofrecen o si acaso se las ofrecieran. "Nadie aguanta un cañonazo de 100 mil pesos", dicen, pues saben que ese monto doblega la moral y hace olvidar la vergüenza.

Quien tiene la capacidad de ofrecerlos tiene garantizado el cumplimiento de sus caprichos, dentro o fuera de la cárcel. Lo dije en Colombia en una entrevista "en México, las cárceles están llenas de gente pobre... y a veces también de gente inocente" porque en nuestro país, se llega a la cárcel por pobreza aunque se sea inocente y se libra de ella si se tiene dinero aunque se sea culpable. Eso es algo debería avergonzar al sistema de justicia de México, pero no, porque sus integrantes viven en otra dimensión, en otra galaxia, en su burbuja de confort de la que el dinero de su salario no los va a dejar salir.

Para nadie es desconocido en el los penales del país priva la corrupción, la violación a los derechos humanos y que hay de todo, incluyendo drogas y privilegios pero menos rehabilitación o reinserción a la sociedad de los sujetos. Prácticamente desde la entrada de los Ceresos empieza el cobro de cuotas, el pago de favores, la tarifa por permitir o no determinadas cosas. Y adentro, la corrupción es enorme, inmedible, injustamente incomprensible... afuera es igual pero son otros los actores aunque eso qué importa, igualmente se mide en miles de pesos, desde una libertad anticipada, una audiencia, una firma, la aceptación de un documento o de una prueba para agregar al expediente. Todo tiene cara de dinero.

Así es que a Joaquín Guzmán Loera alias el Chapo le que le sobra es dinero. Y también le sobran adentro y afuera de cualquier cárcel cómplices, o gente dispuesta a serlo por unos miles de pesos. Si no es el temor es el dinero, pero la realidad es que el capo es muy temido. Es decir, por miedo o por interés, siempre tendrá gente dispuesta a apoyarlo y esta se encuentra en todos lados de la sociedad y del gobierno.

Si no se entiende que lo ocurrido es por la intervención del dinero, si no se explica la fuga por los altos niveles de corrupción y si no se tiene como base y motivo la garantía de la impunidad, entonces no se puede explicar de otra forma la fuga del Chapo de las cárceles de máxima seguridad más sofisticadas de América Latina. Porque nadie podrá convencernos de que el narcotraficante se esfumó como por efectos de un milagro; no vamos a creer que se evaporó como consecuencia del uso de tecnologías alienígenas y no vamos a aceptar que fue abducido por extraterrestres. La explicación es simple y se llama corrupción.

El Cefereso o cárcel anteriormente de máxima seguridad del altiplano, antes llamada de Almoloya, es un complejo penitenciario dotado de la más alta tecnología y custodiado por gente de élite. Sus instalaciones físicas fueron construidas para ser invulnerables, su personal fue seleccionado luego de rigurosos exámenes de confianza y su ubicación fue seleccionada meticulosamente. No era cualquier construcción y quienes estaban a su resguardo no eran hijos de vecino. Por lo tanto, no se puede explicar de manera simple la fuga y no se va a aceptar cualquier argumento como las causas o métodos de la escapatoria; no, sin pasar inevitablemente por el convencido argumento de la corrupción.

Como quiera que sea, este episodio propio de una película gringa es una afrenta para el Estado, una burla para el sistema carcelario nacional, un incentivo para los demás presos, un motivo más para desconfiar del gobierno y tema obligado para los iluminados que ahora sí, como verdaderos expertos, vamos a salir a tratar de convencer a otros de nuestros argumentos.

*Escritor y Periodista