*Bernardino Vazquez Mazatzi

Primer informe de gobierno municipal

Casi todos, si es que no la totalidad de los presidentes municipales de Tlaxcala, han rendido su informe o lo van a hacer, basados en meras expectativas propias, en cuentas alegres, en sueños de fantasía, buenas intenciones y resultados a modo. Es cuando se miran al espejo y se observan con la imagen que les siembran sus aduladores, los lambiscones agradecidos y los aviadores que por cierto, abundan.

Es triste, pero en realidad informan no de lo realizado, sino de lo que hubieran querido o debido hacer por su municipio y por la gente que los llevó al poder. En sus mentes crean los escenarios de una sociedad agradecida que vitorea sus inmensos logros e imaginan pasar a la posteridad como los salvadores del atraso de su pueblo y como quien como nadie, llevó trabajo, obra, servicios, seguridad y estabilidad.

En realidad, y puedo decirlo con conocimiento de causa, ningún presidente municipal puede jactarse de haber cumplido las expectativas de los habitantes de su municipio. En términos generales, la sociedad a la que sirven o debieran servir se sienten defraudados en su confianza y ven con desesperación el paso de los días sin que se solucionen los problemas de inseguridad, el problema de los baches, la regularización de los servicios públicos y el trato respetuoso, eficiente y eficaz de los servidores públicos pagados por el pueblo.

Al descontento social por la mala actuación y el deficiente servicio de sus empleados públicos, se le agrega el que la sociedad mexicana se siente agraviada por las omisiones y responsabilidades de los partidos políticos. No importa los colores o las siglas, para el pueblo de México esos entes que cuestan miles de millones de pesos han dejado de representar a la gente y definitivamente han perdido su confianza y credibilidad.

Y es que la sociedad no acepta ni entiende cómo es que los partidos, los políticos y los funcionarios públicos emanados de una contienda electoral no acaben de entender que los mexicanos requerimos con URGENCIA de un cambio radical y que lo que ellos llaman refundaciones, reconstrucciones, reformas y cambios no es lo queremos ni necesitamos las mayorías. Para la gente eso es basura.

El lenguaje con el que se entienden los políticos y los altos niveles de la burocracia en México no es el mismo que el de los más de 50 millones de pobres. Nos expresamos en idiomas diferentes. No vemos lo mismo, no sentimos igual, por eso no nos entendemos.

Los más, le hemos pedido al poder un cambio urgente en su trato hacia el pueblo y no nos atienden porque no pueden o no quieren interpretar nuestro lenguaje. Mientras el pueblo exige respeto, en tanto los campesinos piden ayuda, mientras se exhiben en toda su cruda realidad las deficiencias en las instituciones de salud, mientras el sistema educativo está abandonado, los integrantes del poder hablan de logros sin precedente, de desarrollo histórico, de la consolidación de sus mediocridades, de crecimiento sostenido y más bla, bla, bla…

A estas alturas el pueblo de México pregunta ¿dónde está la autocrítica?, ¿en qué momento se van a ubicar en el lugar que les corresponde para aceptar que las cosas no son tan fáciles como las vieron desde su campaña y que nos están fallando? ¿Cuál va a ser el día en que los ciudadanos consideren a sus gobernantes como cercanos, mortales, ciudadanos normales e iguales? Porque hasta el momento, el poder sigue siendo una élite o una casta superior de predestinados al enriquecimiento ofensivo y lejano del pueblo.

Sí, puede ser que en estos informes municipales se registren llenos totales en los auditorios, que haya abrazos y agradecimientos, que se escuchen porras, que se repitan las promesas y los halagos, que se exhiban en gráficas, cifras y estadísticas las buenas intenciones y se reitere hasta el hartazgo la demagogia que distingue al político actual, pero eso no significa que el pueblo se resigne, que olvide y menos que perdone el extravío de los gobernantes.

Urge un cambio y este debe ser pacífico, urge el diálogo para el entendimiento pero este debe darse entre iguales, urge que haya comunicación, pero respetuosa… urge un cambio pero por desgracia, este no se vislumbra a corto plazo. Lo cierto es que urge porque después, puede ser demasiado tarde.

*Escritor y Periodista