*Bernardino Vázquez Mazatzi

Violencia irracional de irracionales

La violencia absurda e intolerable que unos cuantos desadaptados sociales desataron en las calles de Chiautempan tiene nombre y apellido. Y eso bien lo saben las autoridades. Y una vez más, la inmensa mayoría de los ciudadanos, que rotundamente rechaza ser representada por los vándalos, exige que esa expresión de intolerancia e ignorancia quede impune.

Esa inmensa mayoría de la que hablo sabe perfectamente quiénes y por qué están detrás de los intentos de desestabilizar al municipio pues los conocen, y conocen sus pretensiones económicas y de cuotas de poder que no han obtenido pero que están acostumbrados a conseguir bajo presión. No, no les interesa el municipio de Chiautempan, sino seguir viviendo del presupuesto; no defienden nada que no sean sus canonjías.

Tienen la costumbre o el modus vivendi de incrustarse en las administraciones municipales por medio del chantaje y las amenazas y para ello, utilizan a ignorantes a quienes hacen creer en fraudes y robos al erario y los acarrean para manifestaciones y mítines que dan risa, vergüenza y coraje. Al final, luego de negociar, como siempre, los abandonan a su suerte sin decirles que vendieron la causa pues sus objetivos fueron siempre vivir del presupuesto.

La violencia en Chiautempan ocurrida la tarde noche de este viernes no tiene ni la más mínima justificación pues nadie puede exigir un derecho por medio de la violencia. Quienes ejercieron actos de irracionalidad propios de seres irracionales e involutivos saben perfectamente que no actuaron en defensa de nadie pues la familia y la agraviada nunca les pidieron ayuda y, por el contrario, se deslindaron de los actos cobardes y viles de esos sátrapas. Sólo buscaron y encontraron un pretexto.

Su propia ignorancia y estupidez los denunció pues si bien el pretexto fue el accidente en el que un policía atropelló con su patrulla a una mujer, desquitaron su ira y frustración con los parquímetros como para dar a entender por un lado, que son retrasados mentales y por el otro, que su violencia tiene como origen el mismo de donde nace la retrograda idea de que el municipio de Chiautempan no debe avanzar pues le han designado como destino la mediocridad y el atraso.

La violencia es inaceptable, venga de donde venga y la ejerza quien la ejerza. La violencia es la síntesis de la ignorancia y la exhibición más pura del miedo y la cobardía. Quienes no están de acuerdo con laguna forma de gobierno, institución o ideología política no tienen por qué exhibir sus limitaciones mentales dañando lo que para otros es útil e importante.

Para darse a entender nadie tiene que gritar, ni utilizar lenguaje soez propio de iletrados, ni ejercer la violencia, la intimidación, el chantaje, ni embozarse, ni ocultarse entre la cobardía del anonimato que da la turba absurda. Quien busca algún fin o persigue el beneficio de los otros no requiere convocar bajo engaños a un puñado de gente igualmente intransigente e irracional. Hay personajes que lo hacen. Tienen nombre y apellidos, muchos saben que ellos sólo quieren sus cuotas de poder y vivir del presupuesto…

A ellos, los santaneros conscientes, la verdadera mayoría de seres de bien, quienes no obstante las dudas y preocupaciones le apuestan al progreso, les dicen que no están de acuerdo con su forma de exigir prebendas, que no aceptan el chantaje, la manipulación de la gente ignorante ni la violencia para llevar agua a su molino y les exigen poner fin a sus acciones que, estas sí, afectan el comercio, el turismo, el desarrollo y la imagen del municipio.

La sociedad en lo general o las personas en lo particular pueden no estar de acuerdo con la actual administración, pueden diferir de sus proyectos o modo de gobernar, podrán no aceptar alguna obra o hasta pueden odiar al partido que llevó al poder a la actual administración, pero a nadie le da derecho el destruir lo que corresponde por hecho y por derecho a todos, a nadie se le concede la libertad de agredir, de violentar, de usurpar las funciones de la paz y la armonía.

La sociedad chiautempense ahora está a la espera de que los cobardes, como siempre, digan que no tuvieron que ver en los hechos, que no incitaron a la violencia, que no tienen la mente y el alma frustrada como para causar daño a los bienes del pueblo… esa es su característica.

En tanto la sociedad se lamenta la existencia de este tipo de seres que además de violentos, son incapaces de convivir en sociedad a pesar de los cargos que ostentan o que hayan ostentado.