Juan Ramón Nava

No sé qué ocurrió, y es cierto, juro que no sé qué ocurrió. De repente me vi involucrado en un incidente, de esos que creía ya no enfrentaría en mi ejercicio periodístico, pero lo viví, junto con otro colega, mi querido David RS, quien labora en la que fuera mi casa editorial por algún tiempo, Síntesis. Vi el rostro de la prepotencia.

¿Qué fue lo que le pasó al Gobernador? No era así, lo recuerdo bronco, enérgico, pero no autoritario ni mucho menos prepotente, no al menos al Mariano que alguna vez me ofreció su amistad, de él recuerdo sus palabras "Ramón, la amistad no es silvestre, se cultiva", algo que dejó de hacer conmigo...y con muchos más.

Hoy, acercarse al "señor Gobernador", como le llama humildemente su amigo Raymundo Vega y Crespo, resulta imposible, y no sólo para una simple entrevista, sino para saludarlo. Qué pena por tanta gente que se queda con esas ganas de hacerlo, estrechar su mano es difícil, muy difícil, sobre todo con esos trogloditas que tiene por sus hombres de confianza.

Periodísticamente no me interesa entrevistar a Mariano González Zarur, poco me ofrece como entrevistado, sus argumentos son caducos, viejos, rancios, obsoletos, por eso pedí a mi casa editorial, AgendaTlaxcala, me mantuviera alejado de su presencia, pero hay momentos que no se pueden evitar, y el del miércoles pasado fue uno de ellos.

"De lejos se observan mejor los toros", escuché una ocasión, y es verdad, al Gobernador se le aprecia mucho mejor de lejos, hasta pareciera un político de altura, qué lástima que sea a la inversa, que para dimensionarlo haya uno que acercarse, sin temor a ser regañado, como frecuenta con algunos periodistas, y verlo así, de cerquita, qué pena, pena ajena diría su vocero Vega y Crespo.

Quisiera no hacerlo, porque hay varios amigos periodistas entre sus colaboradores, pero tengo que consignarlo, me chocó la actitud de uno de ellos, me reservo su nombre por esos años de amistad, pero no puedes callar a nadie que exprese sus ideas, y menos si eres agredido por ejercer tu profesión.

¿De dónde son, de dónde salen, en dónde los fabrican? Son monos, y que me perdonen los primates, pero son eso y más. Los hombres del Gobernador se especializan en intimidar a periodistas, a los que se dejan por supuesto, creí que esos sólo se daban ocasionalmente, hoy veo que parece ser una cuestión generacional.

"Fue Juan Ramón, ya ves cómo es él", fue el reporte que le llegó al mandatario ese mismo día, no lo vi, pero imagino esa sonrisa burlona, y sí, en efecto, Mariano sonríe cada vez que muestra nerviosismo. No es que yo tenga la virtud de ponerlo nervioso, es ya una característica suya, pero cuando se es irreverente, ácido y políticamente incorrecto como lo soy, algo debe de suceder, no soy tan importante, como algunas vacas sagradas del periodismo, pero soy auténtico, y eso cala.

Me vi empujando a ese pobre agente de Ayudantía, vi a David RS haciendo lo mismo con otro sujeto, aún suena el eco de esos reclamos, "déjame hacer mi trabajo", valió madre la palabra periodista, al menos para esos "servidores públicos", ¿hasta cuándo? y aún faltan tres años.

Un buen amigo me dijo ese día que cuando perdiera la capacidad de sorprenderme, perdería el sentido de la vida, yo creí haber madurado esa idea de soportar estos empellones oficiales, pero no es así, aún me hierve la sangre y me sale lo democrático, al fin y al cabo soy periodista.

Desde mi llegada a Tlaxcala, me caractericé por asumir posturas de lucha, de esfuerzo, de gritar lo que no me gustaba, de reclamos callados. Patricia Chávez, Arturo Popócatl, Sergio Enrique Díaz, Arturo Luna, Alejandro Mondragón, Rodolfo Ruiz, Martín Ruiz, Fabián Robles, Pedro Morales, J. Guadalupe Pérez, Gonzálo Pérez y muchos otros periodistas me enseñaron eso...y más, "no calles lo que piensas".

SIN CORRECCIONES...No aplica. Una vez alguien, sin quererlo, me enseñó un argumento periodístico, "para que una nota sea buena...tiene que ser mala". Saludé a Adolfo Escobar Jardínez, lo vi maduro, es un joven con la experiencia de un viejo político, me alegró ver esa faceta suya, fue una grata sorpresa verle ese lado humano. Dio nota, si fue mala, eso él lo sabrá, pero dio nota. Eso me ocurrió con Pedro Pérez Lira hace tres años. Ja, van y vienen. Tiempo, qué sabio eres.