Algunos internautas prefieren el bullying colectivo a las ideas propias, son como hienas que se divierten al acecho de su bocado, entre más sufra la víctima, mayor será su disfrute y su lujuria será satisfecha. En las redes sociales se festeja el escarnio meme tras meme, se hace leña del árbol caído, se goza (a veces con descaro) de la pornografía inconsciente que provocan los semi desnudos adolescentes y se goza del circo romano en donde personajes públicos son los cristianos que serán devorados por los leones. Eso es normal en una sociedad que, negada institucionalmente a la justicia, opta por el linchamiento público. En una sociedad dónde a el Presidente de la República, a la mayoría de servidores públicos y representantes populares, les vienen guangas las observaciones en análisis serios y responsables de la sociedad en general y de algunos analistas en particular; a los tuiteros o facebuqueros no les queda más que chingarlos de manera divertida para ponerlos en su lugar una y otra vez. Los de piel más sensible, caen en la estúpida idea de responder, justificar y -peor- contra atacar, provocando con ello una lluvia de escupitajos virtuales de los cuales se hubieran salvado si pidieran disculpas y salieran por la puerta trasera sin mayores aspavientos. Las redes sociales tienen una función real en la opinión pública. Ahí se fermentan fobias y filias, se juzgan con justicia los errores gubernamentales y se expresan ampliamente los análisis de personajes que se enfrentan con su ideas al estado y que se encuentran huérfanos de otros espacios masivos para su ejercicio. Gracias a las redes sociales podemos conocer de actos vergonzosos realizados por la gente de poder, incluyendo empresarios, obispos y actores de la ignominia cotidiana. Sin embargo, en las redes sociales poco se privilegia el análisis profundo de una situación en especifico. La gente, en general, no gusta de leer más de dos párrafos (ahí el éxito de los memes, fotografías y frases simples, pero contundentes). Los mayoría cibernautas no sabe leer entre líneas, lee lo que le conviene y sus pre juicios no tienen vuelta de hoja. En las redes sociales, no hay medias tintas, o se es culero o se es un ídolo. Ese defecto, de quienes ínter actúan en las redes sociales, es el mayor problema de las personas que buscan expresar una opinión propia, sin el afán del consenso, sin el afán de ser agradables y sin el afán del aplauso fácil. Esa posibilidad de confrontar ideas y tomas de posición de otros a partir de ideas y tomas de posición individuales, se diluye en el ambiente sodomita del colectivo que abusara de quien se atreva a pensar y expresar algo distinto a lo que ya generó (por conveniencia, por idolatría o por ganas de chingar) consensos irreflexivos. Pero, así ha sido siempre, ante la indignación, el poder se lava las manos y cede al pueblo la posibilidad satisfacer sus frustraciones con Sócrates y Cristos, porque ellos, ofenden más que cualquier abuso del estado, u ofenden más que la desaparición o muerte de quien sea. Quien piensa distinto, no solo es peligroso para el poder, sino también para los cibernautas que, por ningún acto de razón, aceptarían les frustraran la fiesta. Dicho esto, no se queje, sí piensa aguántese, ya sabe de lo que se trata