Marlon Berlanga

Ocho breves opiniones en torno al PRD (vida interna y compromisos frente a la sociedad)

El PRD nacional debe mirar más hacia lo que sucede en los estados de la república y no concentrarse solo en temas generales de la federación. En el caso Quintana Roo, donde se legisla contra los más elementales derechos políticos y sociales, un solo diputado perredista en la cámara local no puede posicionar como profeta en el desierto, debe ser apoyado por la dirigencia nacional, diputados federales y senadores de la República.

Dos. Mientras los esfuerzos frente al agobien federal, con o sin pacto, sean voluntades individuales y no colectivas, de nada servirá que, una vez aprobada leyes contrarias a la agenda democrática de izquierda, propongamos otros caminos para modificar lo ya legislado, y de poco servirá convocar para la protesta a quienes no se integró en las negociaciones previas.

Tres. Negociaciones con el gobierno, dialogo, propuestas sí, pero para acercar los intereses de la gente a las decisiones del partido, discusiones publicas promovidas por la dirigencia del PRD, reactivación de la institucionalidad partidista en sus órganos de dirección y decisión -nacional y estatales- no solo para informar, sino para planear y acordar colectivamente acciones y definiciones de mayor consenso entre los grupos del PRD.

Cuatro. Coordinación plena entre los órganos de dirección partidista con las bancadas en el senado y cámara de diputados, antes que alguno exprese posicionamientos que no hayan sido del conocimiento de los legisladores y la dirección nacional.

Cinco. Quien dirija al PRD no debe tener manga ancha para definir políticas públicas, son sus órganos institucionales y sus documentos básicos quienes deben orientar la posición de sus representantes tanto en el partido, como en el ámbito legislativo.

Seis. En la vida interna, no aceptar, no permitirnos que la agenda electoral interna paralice líneas de acción política pública. Mirarnos al ombligo no es para lo que nos ofrecen financiamiento público. Temas de interés social hay en todos los ámbitos, Todos somos responsables de atenderlos, desde los dirigentes municipales hasta los nacionales, pensar solo en las posiciones partidistas nos aleja de nuestra obligación social.

Siete. La unidad partidista debe garantizarse, sea cual sea el método electivo que se determine en la convocatoria para la elección de Presidente y Secretario General nacional. La denostación entre los aspirantes genera encono, el jaloneo por determinar formas electivas sin consenso, generará reacciones y acciones que de poco servirán al partido. Los que impongan y los que protesten, serán corresponsables del daño que se haga al partido.

Ocho. La responsabilidad de la dirección partidista es de todos sus militantes , el callar, el solo acomodarse, el no arriesgar una opinión o toma de posición es un error de quienes dicen hacer política, participar y exponer ideas es una obligación ética.