Raymundo Pérez Romero
La educación el día de hoy

Hace algunas semanas realicé una investigación en torno a la educación, este tema que es tan amplio que se puede constituir en una ambigüedad que lleve A DECIR Y SABER QUÉ ES ya que desde el punto de la misma acepción etimológica nos dice que: proviene del latín educere 'sacar, extraer' o educare 'formar, instruir', cualquiera de las dos nos hace referencia a la construcción de personas, seres humanos quienes intervienen ya sea al sacar a una persona de su ignorancia o el de instruirlo en algo útil para su mejor desarrollo en la vida misma.

Por ello se entiende que el proceso de hacer que una persona salga del desconocimiento y tenge mejores herramientas para valerse por sí mismo en cualquier ámbito que tenga presencia es entonces cuando se da uno cuenta que esa tarea no es nada sencilla, que requiere de personas con experiencia y sobre todo de conocimientos y perfeccionamiento de técnicas para que se pueda salir lo más rápido de donde uno se encuentra que es la ignorancia.

En su segunda acepción nos menciona que es formarlo en cuestiones necesarias y básicas para ser mejor persona, mejor ciudadano y sobre todo que sea profesional en su actividad cotidiana de ganarse el alimento, por esta circunstancia el establecer mecanismos de acercar conocimientos que sean de utilidad en su conformación como persona, de respetar a su entorno social, espiritual y psicológico es necesario que éste tienda a estar dispuesto a aprender.

Si la tarea de un docente, padre o tutor es la de acompañar a un infante a cumplir con esos dos objetivos es también vital que se den las mejores circunstancias para que se pueda sacar a un mejor ser humano con las capacidades y herramientas indispensables que le ayuden a comprender por sí mismo las disyuntivas que se le presentan en su cotidianidad.

Esto viene a colación porque por doquier, en las últimas semanas, se escucha que la educación se recibe en l aula, que la escuela es el centro de aprendizaje, que los maestros deben ser quienes eduquen, que la docencia debe responsabilizarse de lo que acontece, entre otros argumentos que dejan al descubierto sólo un factor de a educación, claro, marca su aislamiento la sociedad, los tutores, los mentores que son los padres mismos los que no participan en la educación de sus hijos y pareciera ser que los maestros son los únicos responsables de los bienes o males de una nación.

Cuando alguien echa culpas a otro sector de lo que es corresponsable se cae en marcar diferencias, en excluir culpas y sobre todo en condicionar un hecho por las últimas consecuencias visibles sin poner un grano de análisis en la tarea que uno deja de hacer, he ahí uno de los sucesos que se pueden ver en calles de varias ciudades de la entidad.

Si bien es cierto que el maestro es un ser profesionista y profesional en materia de educación, lo es también en la conformación de la ciudadanía pero no es el único que participa de la educación de la sociedad misma si tomamos en cuenta que éste personaje tiene entre 6 a 8 horas al día a los alumnos en la escuela mientras que ellos conviven con los medios de comunicación entre 1 a 5 horas al día y otras más o menos con sus padres, si hiciéramos una cuenta de la influencia que se ejerce, tendríamos un resultante de más efecto de los medios externos a la escuela que son alrededor de más de 15 horas por día, aumentándole los fines de semana que igualmente son de los padres de familia quienes delegan su responsabilidad de educar a los hijos fuera de sus entornos de formación.

La condición de la sociedad actual donde los roles de trabajo familiar se han roto también permean entre los alumnos quienes sufren las consecuencias de un mundo que vive sin un orden familiar, donde el dinero es el único factor de felicidad y de confort paternal que se piensa que con ello todo o demás será felicidad, sólo se construye una sociedad cuyos paterfamilias son meramente los proveedores, no formadores y cuando menos los constructores de unos ciudadanos congruentes de lo que ven y hacen.

El extraer a los hijos de la formación familiar encuentra un rechazo casi inmediato con la escuela al ver que en ella por más homogeneidad que exista entre el alumnado de homologar tareas para hacerlas en casa, muchas de las veces los padres ni se enteran en qué año se encuentra el hijo, del nivel de crecimiento que se tiene y peor aún muchos ni siquiera auditan a sus hijos sobre sus preferencias escolares, sólo les importa la cuestión numérica, los dieces, los nueves, o por caso contrario se enteran si existen cincos o calificaciones reprobatorias que ponen el alarma en algunos padres, para otros viene la cuestión punitiva.

Entre el castigo y el regaño se quiere convertir a los alumnos en una conciencia de coherencia entre lo que ven y hacen sin mediar que existen deficiencias de base en la familia, donde el alumno carece de espacios para el estudio, para desarrollarse armónicamente con su entorno, donde sólo existe un tutor, donde los padres dejan la responsabilidad a los abuelos y es así como se quiere construir la sociedad chocante entre los límites generacionales, es decir donde el padre no tiene contacto con sus hijos sino solamente cuando existen cosas negativas o extremadamente destacables para voltear a ver qué sucede.

De ello podemos sacar una conclusión, si la sociedad es el mismo reflejo de lo que en una unidad familiar sucede, éste conflicto se generaliza y de esta manera se vuelve un común denominador que será repetido por varias familias y de esta manera dejar de lado el papel que los padres de familia tenemos, habría que recordar que nuestro papel es ser líderes de familia, no de parejas o de casa, somos quienes construimos a nuestros hijos en su formación sentimental, espiritual y sobre todo social con valores que deben rescatarse en el día a día no sólo cuando se requiera castigar o premiar con cuestiones materiales cuando se supone, lo que forma a una sociedad son las cosas que no tienen valor económico y sí mucho de lo humano, de los valores que se deben repetir en su mejor desarrollo para tener una sociedad mejor y de esta manera dejarla como la mejor herencia a nuestras generaciones presentes y futuras.