*Bernardino Vazquez Mazatzi

¿Acaso en Tlalcuapan no hay cosas qué hacer?

La comunidad de San Pedro Tlalcuapan, perteneciente al municipio de Chiautempan, se encuentra sumida en una crisis de gobierno producto de una cadena de errores que arrastran a la población al caos y a la anarquía.

A Tlalcuapan lo conocemos por su gente imaginativa que logró ubicar a su comunidad en el escenario nacional e internacional por su festival de luces navideñas en las festividades decembrinas. Lo conocemos también por su enorme arraigo a las tradiciones y costumbres que, en el caso de la forma de gobernarse, le resultan contraproducentes.

Para muchas comunidades de la zona de la montaña la Malinche con que colinda, es una envidia la cantidad de visitantes que recibe al final de cada año, a los beneficios que le acarrea esa hermosa aventura y al enorme potencial turístico que representa todo ello en su conjunto. En ese sentido, los vecinos de ese poblado son enormemente afortunados.

Por eso es que nos sorprende el clima de inestabilidad en que ha caído y que lleva a unos cuantos a la confrontación y la lucha estéril. La pelea por el poder ha llevado el nombre de Tlalcuapan al plano estatal pero en lo negativo y eso, no se lo merecen los vecinos, no está a la altura de que necesitan y no es eso por lo que han luchado.

Si bien su presidente electo por usos y costumbres para el periodo 2015 pudiera no cumplir las expectativas de la gente, la forma en algunos inconformes buscan separarlo del cargo para elegir a otro representante no es la mejor forma, e insistir en métodos ilegales o poco claros o deshonestos para ese fin, no hará más que ahondar las diferencias entre los pobladores y las desavenencias seguirán creciendo hasta lograr que no tengan representación en el cabildo y por ende, registren un enorme atraso en su desarrollo.

Tal vez los inconformes tengan razón y el funcionario supuestamente separado de su cargo desconozca la forma de gobernar o desatienda las recomendaciones de cómo atender al pueblo que lo eligió, pero confrontar al pueblo por el poder y más si es por cuestiones meramente políticas o de beneficio personal no abona nada positivo a la imagen que la sociedad tlaxcalteca y nacional tiene de ese pintoresco pueblecito de las faldas de la montaña.

Por ello creo que los habitantes de Tlalcuapan deben ocupar sus energías, imaginación y esfuerzo en engrandecer la oferta cultural, histórica y turística de su pueblo y no actuar como los verdaderos enemigos de propio pueblo y su legado. Creo que cada habitante de esa comunidad puede y tiene mucho qué hacer por contribuir así sea en lo mínimo con el engrandecimiento de esas actividades que lo han hecho especial y único en la región y que pude crecer hasta donde la imaginación dicte.

No es aceptable que la gente se deje arrastrar por la visión política o electorera de unos cuantos que sin duda quieren negociar el movimiento y con ello manchen esa imagen que tanto les ha costado construir y que ahora la pretenden borrar con el argumento de la democracia y la gobernabilidad. Si en verdad aman a su pueblo, señores, no lo dañen. Si de verdad desean el progreso para su gente, entonces súmense al esfuerzo no al ataque, a la desinformación ni al caos.

Pienso que en ese pueblo hay gente valiosa, con muchas ideas y actitudes para sacar adelante al pueblo y que Tlalcuapan tiene mucho que dar a Tlaxcala, por eso es extraño que ahora se encuentre en medio de la incertidumbre... ¿o es que acaso no hay cosas más importantes qué hacer...?

*Escritor y Periodista