Los mismos no hacen el cambio.

Bernardino Vazquez Mazatzi

Escritor y Periodista

Simplemente porque en donde se intente un cambio pero donde jueguen los mismos actores, no hay cambio: el cambio no puede darse si son los mismos los que juegan en la misma cancha, con las mismas reglas (inventadas por ellos) y con el mismo árbitro igualmente designado por los “esos mismos”.

Esa forma de dictadura la desarrollan quienes desde el poder planean la forma de continuar en el mismo a través de sus allegados, sean familiares, compadres, socios o amigos, pero en medio de una pantomima que haga parecer democracia o cambio o alternancia el hecho de efectuar comicios con resultados previamente conocidos por ser previamente arreglados; de esa forma se cubre el requisito de elecciones democráticas y se mantiene el poder sin el uso de la violencia.

La dictadura de la que hablé en La Habana se ejemplifica en un estado como el de Tlaxcala, en donde en los recientes 12 años ha gobernado el Partido Revolucionario Institucional con otras siglas. Si el pueblo quería cambio, bueno, pues le llegó, sólo que a través de un priista con otra camiseta que se colocó sobre la tricolor, a la que nunca renunció pero sí, a la que siempre sirvió.

De esa forma los tlaxcaltecas han sufrido un supuesto cambio en una vida presuntamente democrática teniendo como sus gobernantes a personajes afines y fieles a los intereses del PRI y a quien la ha presentado a nivel nacional como su presidenta y a nivel estatal: Beatriz Paredes Rangel.

Alfonso Sánchez Anaya y Héctor Israel Ortiz no representaron cambio alguno pues su origen es el PRI y su formación y orientación ideológica madurada por décadas provino como la leche materna de la misma fuente: Beatriz Paredes Rangel. Antes de ellos gobernaron personajes priistas y luego el PRI regresó al poder luego entonces, ¿en dónde está el cambio? Sólo los inocentes siguen creyendo que sí, que sí lo hay. Y hasta dicen que lo ven

Tlaxcala, se dijo y se sigue diciendo, es el laboratorio político de México. Eso es cierto; y hay aún quienes lo siguen dudando a pesar de que ven que los experimentos dan como resultado entes como las ya descritos. Y no obstante el tamaño del engendro, muchos no acaban de entender que en este estado las cosas siguen igual con los cambios y sin ellos para beneficio de unos cuantos que están o estuvieron en el poder pero que se mantienen y mantendrán por sí mismos o por terceros, por familiares, amigos y compadres.

¿Más pruebas del cambio y democracia de a mentiras? Las podemos observar en las listas para diputados y senadores dadas a conocer por TODOS los partidos políticos que proponen a los MISMOS de siempre. Llegados los tiempos electorales, se desata un aquelarre de presidentes municipales, diputados locales, diputados federales, funcionarios y eternos dirigentes partidistas que bailan una danza de invocación a los espíritus para triunfar en la mascarada mal llamada democracia y se visten con el disfraz de la honradez, la humildad, los supuestos resultados, las promesas y los regalitos de a 5 pesos que es lo que saben, vale el voto y la dignidad del votante.

Analice la lista de los aspirantes de todos los partidos políticos y salvo muy honrosas excepciones, encontrará el nombre de quienes por años, toda su vida, en todos los puestos y a veces en muchos partidos, han estado. Y ahí quieren estar, ahí van a estar si usted, amable lector, les sigue el juego y se vuelve cómplice de esta farsa llamada democracia en las próximas elecciones.

La gente se pregunta ¿es que acaso no hay otros? Sí, si los hay, pero la gente sigue votando por los mismos pues esos mismos usan las mismas estrategias, las mismas mentiras, los mismos obsequios y las mismas mentiras para mantenerse en el poder. Y usted, que en verdad tiene el poder para realizar el milagro del verdadero cambio, puede cambiar la historia no votando por esos mismos o de plano, no votando por nadie en señal de repudio al sistema político electoral que mal vivimos en México.

Recuerde: no puede haber cambio con los mismos de siempre.