Bernardino Vázquez Mazatzi

Corrupción e impunidad nos parten la madre…

Si algo le ha estado partiendo la madre a México es la impunidad y la corrupción. Todos los gobiernos, de todos los partidos políticos y de todos los tiempos prometen el fin de estos dos monstruos de averno y todos o han fracasado en su exterminio o acaban uniéndoseles conscientes de que “no se puede contra lo que no se puede”.

Los ciudadanos que creemos (aún) en el gobierno y las instituciones que lo sostiene y le dan su razón de ser, nos escandalizamos por el grado de impunidad con que grupos de poder se roban las esperanzas, la confianza y el dinero del presupuesto sin que haya castigo para los delincuentes de cuello blanco o de color.

Los ciudadanos rechazamos terminantemente y exigimos al gobierno, empleado del pueblo pues el pueblo le paga un muy elevado salario, el fin de la impunidad con que actúan no en la oscuridad sino a plena luz del día, ciertos delincuentes disfrazados de luchadores sociales o de maestros, a quienes tras causar daños y destrozos otra sarta de iletrados pretenden que se les pague una indemnización por prohibirles hacer lo que les dé su ignorante gana.

Los ciudadanos mexicanos no estamos de acuerdo con que queden en la impunidad los cientos de muertes de mujeres por cuestiones de género, los casos de fraude y despojo cometidos por funcionarios deshonestos, los desvíos y latrocinios de presidentes municipales, legisladores y gobernadores, los actos de violencia e intimidación en contra de periodistas y los casos de violencia que dentro de las escuelas ya dejan muertos y heridos.

A los tres niveles de gobierno los habitantes de este país, desde cualquier entidad federativa y desde cualquier municipio, les reiteramos que no aceptamos ni aceptaremos bajo ninguna circunstancia, que queden en el olvido los actos deshonrosos de quienes pusimos detrás de un escritorio para ayudarnos, para hacernos la vida más fácil, para defendernos y para protegernos y para administrar los recursos más no para llevárselos como si fueran suyos.

En Tlaxcala, los ciudadanos de bien, que somos la inmensa mayoría, exigimos que no queden impunes quienes hicieron mal uso del poder que les dio nuestro voto para mal gastar enormes cantidades de dinero en elefantes blancos, que no queden sin castigo aquellos que han trasgredido las leyes de una u otra forma dañando a inocentes y que no queden sin castigo quienes han sido causantes de la ola de crímenes que han manchado de sangre el suelo tlaxcalteca.

Porque debemos decirles, señores del poder, que los habitantes de esta noble tierra no podemos ¡Y no queremos! Acostumbrarnos a las muertes violentas, a la represión como sustituta del dialogo, a los actos de corrupción que se dan lo mismo en la calle entre un automovilista y un policía y al que se ha institucionalizado y bautizado con el nombre diezmo.

Los tlaxcaltecas queremos creer en las instituciones y en especial en el aparato de justicia pero por favor, hagan algo para que les creamos. La realidad es que el discurso está muy, pero muy lejano de la realidad que percibe el ciudadano de a pie. Los tlaxcaltecas queremos recuperar la confianza en el gobierno y en las instituciones, pero también esperamos que estas en sus actos reflejen no solo la voluntad plasmada en un discurso vacío, sino en hechos tangibles y ausentes de sospechas o dudas.

Y en este contexto, los habitantes de Santa Ana Chiautempan, no le pedimos ni le rogamos a las autoridades municipales y estatales ¡sino que les exigimos! Que no queden impunes los actos vandálicos ocurridos la tarde de este martes en las principales calles de la ciudad. Es que, señores, no queremos acostumbrarnos ni queremos que nuestros hijos se acostumbren, a ver actos irracionales bajo el pretexto de una inconformidad. Los hijos nuestros no deben creer ni pensar que es por medio de la violencia como deben expresarse las diferencias.

Nadie, absolutamente nadie, puede exigir un derecho por medio de la violencia; nadie puede ni debe disponer de lo que no es suyo; nadie tiene derecho a destruir lo que es de otro por muy legítimo que sea su reclamo… no hay diferencia entre el que asesina a sangre fría y el que roba al pueblo o el que irrumpe en la ciudad destruyendo algo… tan delincuente es el uno como el otro y nadie debe quedar impune… eso es lo que nos está partiendo la madre como país y como sociedad…

Corrupción e impunidad son algo con lo que ningún gobierno ha podido y son algo que nos impide, en lo general, avanzar como sociedad civilizada, inteligente y consciente y, en lo individual, esos entes no nos permitirán realizarnos como individuos y van a mantenernos en la oscuridad propia de seres irracionales.

*Escritor y Periodista