*Bernardino Vazquez Mazatzi

El (único) Día Internacional de la Mujer

“Una mujer no quiere muchos hombres a sus pies… sino sólo uno, pero que esté a su altura”

Las autoridades y los gobiernos de cualquier nivel festejan el Día Internacional de la Mujer y lo pregonan a los cuatro vientos, se toman fotografías alusivas y hasta las felicitan y apapachan con el único objetivo de hacer parecer como que les preocupa ese sector del que hablan con un sentimiento que casi les arranca lágrimas.

Así, las damas son tratadas con manos y de seda y atendidas con educación, al menos en el día que el oficialismo les consagra el festejo. Sobre todo porque esa fecha es el pretexto ideal para reiterar las mismas buenas intenciones de todos los años y para re exhibir las cifras, estadísticas, números y datos anuales en las que has pasado de víctimas de la violencia, la trata, la explotación y la discriminación a la santificación.

El resto del año, las mujeres sufren la desatención y del despotismo de los SERVIDORES públicos en los centros de salud, en las oficinas municipales, en el transporte público, en las dependencias del gobierno del estado, en las instituciones educativas y en todo sitio en el que se desenvuelvan o traten de desarrollarse.

En el resto del año, las mujeres tlaxcaltecas sufren el acoso impune de sus jefes inmediatos y hasta de cualquier empleado menor, de los albañiles y de los choferes de combis; las homenajeadas por el gobierno, en los siguientes 364 días del año, padecen la violencia tolerada de sus “esposos”, novios y parejas; las féminas batallan por la intolerancia de quienes debieran ayudarlas en Instituciones creadas exclusivamente para atenderlas y defenderlas y representarlas.

Los festejos en los que las señoras sólo sirven para fotografiarse con el presidente municipal o con el diputado en turno no ponen fin al calvario que representa acudir a cualquier clínica, hospital o pequeño centro de salud en donde no hay atención profesional y con calidez, no hay medicamentos, no acudió el personal, no hay respeto y no hay derecho de que se le trate de esa forma si se supone que el tan mentado Seguro Popular sirve para disminuir el sufrimiento de la mujer.

Los otros días en que no es el día de la mujer sirven para preparar el discurso triunfalista y para acomodar las cifras y gráficas de acuerdo al capricho del funcionario o gobierno. Y cada año, se ufanan en tratar de convencernos de que la violencia hacia la mujer disminuyó tal o cual tanto por ciento, porcentajes que si se sumaran habrían desaparecido ese fenómeno que en la realidad cruel y diaria, aumenta alarmantemente. Eso lo saben ellas. Los funcionarios de buenas intenciones no, ellos están concentrados en sus discursos de buenas intenciones.

En el discurso las cosas van, avanzan, se logran; en la realidad la situación de la mujer es de constante temor a ser violada, agredida por su verdugo convertido en esposo o viceversa, es su miedo a ser despedida si no accede a favores sexuales, es el asedio de los medios de comunicación y de los hombres por explotarla sexualmente, es su angustia por la falta de oportunidades laborales, es su indefensión ante las trabas absurdas que le imponen quienes deberían ayudarlas.

Las mujeres tienen nombre y apellido y problemas y necesidades el día en que el poder las ve y las oye por conveniencia. Las mujeres tienen derechos y merecimientos y oportunidades de acuerdo a lo que puedan ofrecer políticamente al sistema… el resto del año nada de eso se puede mencionar o tocar o tratar, simplemente no existen.

En ese día en que aparecieron en la foto del brazo del funcionario o político, en que recibieron una rosa, en que fueron invitadas a desayunar en un acto público publicitario, en que se les dio la tarde libre en la oficina, en que formaron parte de las cifras y las estadísticas, mujeres, no deben agradecerlo. Ustedes son valiosas los 365 días del año y nadie tiene el derecho de abusar de su noble existencia ni burlarse de su género para hacernos creer que son su prioridad.

El mayor de los homenajes que ustedes merecen, el mayor reconocimiento que han conquistado, el sitio que exigen, el lugar en el que deben estar debe ser el que les otorguemos todo el año por convicción y obligación y no por hipócrita interés o buscando un absurdo beneficio político o económico.

Ustedes merecen nuestro respeto, nuestra consideración, nuestra admiración y apoyo en todo momento; quien les haya manifestado esos conceptos el 8 de marzo, mujeres, lo hizo sólo por cumplir y por querer acallar su conciencia que por más que quiera, no los va a dejar en paz.

*Escritor y Periodista