*Bernardino Vazquez Mazatzi

El pueblo no perdona a los políticos

Ver a Carlos Navarrete Ruiz, dirigente nacional del PRD pidiendo perdón a los guerrerenses y especialmente a los habitantes de Iguala resultó patético, vergonzoso. En realidad, ver a cualquier dirigente nacional de alguno de los muchos partidos políticos en esas condiciones nos resultó ridículo y ofensivo.

Los políticos tratan a los mexicanos poco menos que como retrasados mentales al creer que en la postulación de sus candidatos a puesto de elección popular eligieron a lo mejor y que en ello cuidaron hasta el mínimo detalle… como si no supiéramos que los partidos políticos en lo que menos piensan es la probidad de sus candidatos… Lo que en verdad les importa es ganar, a como dé lugar, pasando por encima de quien haya que pasar, utilizando los métodos y los recursos que se deban utilizar.

Los partidos y los candidatos son capaces de vender su alma al diablo con tal de ganar, de llegar al poder, de mantener sus privilegios, de seguir dentro del presupuesto, de continuar siendo mantenidos por el pueblo por medio de las prerrogativas. Así es en la mayoría de los casos pues la democracia es el último objetivo. No cuidan las formas y hasta prefieren aliarse al enemigo natural con tal de conservar el control de sus intereses, con tal de no perder su registro y su oportunidad de agredir al pueblo.

Y una vez que llegan a puesto más que a servir al pueblo que los eligió su objetivo es recuperar los gastos que les representó la campaña política. Su objetivo es acomodar a la mayor cantidad de parientes, amigos, compadres, recomendados, ahijados… concentrar el poder para no perder el control del diezmo, de las canonjías que ofrecen los antros, las oportunidades que generan los negocios al margen de la ley…

Cierto, no todos los políticos y funcionarios son lo mismo, pero esto no es más que el reflejo y la percepción generalizada en este país agraviado por presidentes municipales cómplices y al servicio de la delincuencia organizada, por funcionarios que llegan al poder casi muertos de hambre y salen multimillonarios, por alcaldes que a cambio de dinero se convierten en verdugos de la sociedad y de jefes policiacos que se despojan de su dignidad y honor con tal de comer con manteca.

La sociedad guerrerense y en general el pueblo de México no otorgan el perdón ni al PRD ni a Navarrete ni a cualquier otro dirigente o partido político. Es demasiado tarde, es demasiado el agravio de la clase política nacional, es demasiada la complicidad y la omisión de los gobiernos surgidos de siglas y colores partidistas, es mucha la arrogancia del poder y la ceguera de quienes se han dedicado a producir más pobres. Y lo peor es que la clase política nacional no ha entendido el mensaje, no ha captado las señales… sigue sordo y ciego pero se hace como que entiende la realidad.

Que no vengan el PRD ni el PRI ni el PAN a decirnos que se percataron de lo que estaba ocurriendo en Guerrero apenas con el secuestro y asesinato de los normalistas… Eso nadie en su entera inteligencia se los cree. Si así fuera, cuánta angustia nos da saber que deben ocurrir matanzas y baños de sangre para que deban pedir perdón y jurar que ahora sí, van a seleccionar a sus candidatos y que van a servirle al pueblo y no a la delincuencia… Por qué debemos creerles ahora si eso era siempre su obligación ineludible y no lo hicieron.

Las consecuencias de su complicidad, ignorancia y omisión, señores políticos, no han empezado siquiera a revelarse. La factura que deben pagar ustedes no es siquiera el uno por ciento de lo que la sociedad mexicana tiene que pagar por su culpa… desde mi particular punto de vista vienen tiempos aún más difíciles para México; quizá muchos de ustedes ya no estén para verlo, pero la sufrida sociedad sí.

De algo deben estar seguros. México no se merece la clase política que tiene y ustedes, los políticos, a veces son el mayor de los obstáculos para el desarrollo del país.

*Escritor y Periodista