*Bernardino Vázquez Mazatzi

Los miedos y la coyuntura en Chiautempan

 (En solidaridad con los periodistas agredidos)

Y no obstante todos los asegunes y los peros, la ciudad de Santa Ana Chiautempan se ve hermosa, tranquila, limpia, libre… cierto, los métodos y las formas pudieron no ser las adecuadas o, nos las que algunos hubieran querido, pero el fondo por sí solo es plausible, acertado, necesario.

Lo que ocurre en Santa Ana con el reordenamiento del comercio, con el reordenamiento del transporte público de pasajeros y con la instalación de parquímetros es que la sociedad no estaba acostumbrada a las acciones contundentes, las que modifican y cambian el entorno, las que hacen la diferencia, las que implican un cambio de mentalidad.

Algunos santaneros, sobre todo los desinformados, le tienen miedo al cambio, a lo que desconocen, a lo que sin saberlo puede beneficiarlos. Y los hay también que reaccionan motivados por la pérdida de ciertos beneficios o prebendas. De cualquier forma, las acciones de quienes han demostrado posición al cambio no tienen el poder o la capacidad de modificar lo hecho por las autoridades en turno.

Y Sí, a rio revuelto… surgen líderes que aprovechan la oportunidad para tirar rostro, deshacerse de la polilla, desempolvar su nombre, en fin, para hacerse presentes; tienen derecho aunque no idea ni fuerza ni elementos… cada quien…

Lo cierto es que el reordenamiento del comercio obedece a los abusos de quienes además del local en que establecieron su negocio, ocupaban los dos lados de la banqueta y hasta algunos metros de calle, también y a que algunos vendedores simplemente obstaculizaban la banqueta a grado tal de adueñarse de ella.

Y algunos transportistas de pasajeros hacían lo mismo: las calles se habían convertido en un enorme estacionamiento y eran ya de su propiedad. Como en el caso de los comerciantes, nunca, creo, se buscó coartar su libertad de ganarse el pan de cada día, sino de hacerlo con orden… imagino que en una cancha de futbol todos tenemos derecho a jugar y a patear la pelota. Pero hay normas, hay reglas y ordenamiento de cumplimiento general y obligatorio. Y hay un árbitro que debe, tiene que hacerlas cumplir pues no hacerlo le acarrearía castigos.

Por lo que se refiere a los parquímetros, estos igualmente vienen a poner orden en los automovilistas y en los dueños de los negocios establecidos que también se habían adueñado de las calles. Estas estaban prohibidas para los vecinos de los pueblos de la montaña que pasaban a ser ciudadanos de segunda al impedírseles estacionarse y, lo más grave, inhibían el desarrollo del comercio al negar espacios a los turistas y posibles compradores venidos de otros puntos de Tlaxcala o del país.

Hasta resulta extrañamente sospechoso que de la noche a la mañana ya no haya tantos autos estacionados hasta en triple fila en las principales calles de Chiautempan; antes sí se podía: era gratis. Ahora esos espacios están disponibles para quien pague, para el turismo y para el potencial comprador de las artesanías tradicionales de Santa Ana y hasta de las llegadas de China.

Sí, puede que las formas no fueron las correctas, pudo ser que el cabildo hasta se haya excedido y las cosas debieron ser de otra forma, pero habría que atreverse, habría que empezar de alguna forma, alguien debió interpretar que llegó el momento de cambiar, de superarse, de avanzar hacia la modernización del municipio, de hacer de Chiautempan una ciudad a la altura de los tiempos actuales, de hacer de esta una ciudad digna de los santaneros y orgullo qué mostrar al visitante.

Sí, hubo afectados, cualquier cambio los genera. Pero son o deben ser los menos. Y la autoridad tiene la obligación y el mandato irrenunciable de trabajar por las mayorías pero sobre todo de ofrecer resultados. Alguien se atrevió y eso es lo que lo tiene en el centro del ojo del huracán… sitio en el que igualmente estaría si no hiciera nada, si fuera taimado, miedoso, inseguro, tímido…

El juicio a la actual administración se está escribiendo desde ya, y falta menos de tres años para hacerle un balance final. Si el gobierno de Antonio Mendoza Romero y el resto de los integrantes del cabildo supera este trance, ya tiene asegurado un sitio privilegiado en la historia local, pero si por temor o debilidad retrocede, entonces sabremos que los chiautempenses no están hechos para enfrentar y vencer los grandes retos y que van a dejar pasar las oportunidades sentados en la piedra de la desidia, la pobreza mental y los odios y confrontaciones irracionales.

Santa Ana tiene en la actual coyuntura la oportunidad histórica e irrepetible de convertirse en ejemplo y punta de lanza para los municipios de Tlaxcala que enfrentan los mismos problemas de comercio ambulante desbordado, transporte público de pasajeros caótico y abusos de los automovilistas que parece que odian a su ciudad.

Todos los actores sociales del municipio tienen el derecho y hasta la obligación de pronunciarse de una u otra forma, pero en esa libertad también se encuentra la responsabilidad de analizar y pronunciarse no por lo que le conviene a grupos o sectores, sino por lo que es para el bien del municipio y para los actuales y futuras generaciones.

*Escritor y Periodista