La semana pasada, el viernes para ser precisos, el gobierno del estado se reunió con autoridades municipales para revisar la situación de fuerza y los índices de seguridad que guarda la entidad donde; hay que decirlo, Huamantla salió muy bien calificado, pues descendió más de cinco lugares en incidencias delictivas y casi todos sus policías han sido aprobados en sus exámenes de control y confianza.
Y no pasaron ni unas horas para que los detractores e hipócritas levantaran la voz para mentir y quejarse de las cifras presentadas por la gobernadora; todo, obviamente desde el anonimato o sin pruebas.
La seguridad es un tema siempre complicado de resolver, y si no, que levante la mano el gobierno que pueda asegurar que -cuál acto de magia- acabó de golpe con la delincuencia.
Pero una cosa es esa, y otra pasarse las horas viendo la paja en el ojo ajeno, o quejándose nada más por ver que un cangrejo empieza a destacar y salir de la pecera, y ya saben, como en la parábola.
Más constructivo sería pararse y abrir los ojos para ver los resultados, sin filias ni fobias, simplemente reconocer que se está haciendo el trabajo y no sólo eso, ver de qué forma, como sociedad, podemos contribuir a mantener una ciudad segura y en paz.
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