Lo que no logró el sistema judicial mexicano lo consiguieron las prisiones de Estados Unidos gracias a un confinamiento de 23 horas al día, celdas de tres metros cuadrados y luz del sol durante apenas una hora al día. Los capos más bragados, poderosos y sanguinarios del país, una vez extraditados hacia aquel país empiezan a saber lo que es vivir en un infierno carcelario sin la relativa laxitud de la que podrían gozar en prisiones de su tierra natal.
Además de Joaquín El Chapo Guzmán,quien la semana pasada envió una carta al juez denunciando que le han impedido hacer llamadas a sus hijas y hermana, al menos otros cuatro peligrosos narcotraficantes se han sumado a las quejas por supuestas violaciones a los derechos humanos:
https://www.milenio.com/policia/carceles-de-eu-quiebran-a-los-capos-mexicanos
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