La vergonzosa actitud de Morena ante la derrota electoral
Por Andrea Morales
En un acto lamentable y vergonzoso, los candidatos de Morena que participaron en las recientes elecciones han rechazado los resultados elegidos por la propia ciudadanía, resultados que sus propios representantes de casilla validaron con su firma, habiendo estado presentes durante todo el proceso para asegurar que no hubiera anomalías. Es desconcertante ver cómo se han convertido en malos perdedores, rijosos, llorones e incongruentes.
Es claro que donde los votos no los favorecieron, los candidatos de Morena no han aceptado la derrota con dignidad. En lugar de eso, se han dedicado a reventar las sesiones del Consejo del Instituto Tlaxcalteca de Elecciones (ITE), exigiendo el reconteo de votos. Esta actitud contrasta profundamente con la de los aspirantes que perdieron ante ellos, quienes han demostrado civilidad, respeto y dignidad al aceptar los resultados.
Más allá de ser malos perdedores, su comportamiento ha sido rijoso. Han enardecido a la población y han violentado a las instituciones con manifestaciones que distan mucho de ser pacíficas. En lugar de fomentar un ambiente de calma y respeto, han optado por la confrontación y el desorden, poniendo en riesgo la estabilidad social y el orden público.
Peor aún, estos candidatos llorones incitan a la población a violentar a las instituciones y luego se esconden tras un llamado falso e hipócrita de paz. Esta actitud no solo es contradictoria, sino profundamente deshonesta. Si verdaderamente deseaban el conteo de votos, lo único que hacía falta era que se retiraran y permitieran a las autoridades hacer su trabajo. En lugar de eso, han creado un ambiente de caos y desconfianza.
Es lamentable y vergonzoso que los pseudo líderes del partido y candidatos expongan a sus militantes y simpatizantes a situaciones de riesgo que ellos mismos provocan. Este comportamiento irresponsable y mezquino no solo pone en peligro a sus seguidores, sino que también socava la confianza en las instituciones democráticas y en el proceso electoral en sí.
La democracia se fortalece con el respeto a los resultados y la aceptación de la voluntad popular. Los candidatos de Morena harían bien en aprender de los otros aspirantes que, habiendo perdido, han mostrado madurez y respeto hacia el proceso electoral. Es momento de que estos malos perdedores rijosos, llorones e incongruentes dejen de lado su actitud destructiva y empiecen a actuar con la responsabilidad y la integridad que la ciudadanía merece.
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