En una polémica acción que colectivos han tomado como una provocación y una muestra del tinte represor de su administración, el gobierno de Lorena Cuéllar recicló las vallas que el año pasado estrenó para contener a las manifestantes de las marchas del 8 de marzo, las cuales lucen ya con pintas y complicarán la expresión de demandas de este año.
Y es que el gobierno de Tlaxcala compró por 4 millones de pesos las vallas para amurallar el centro de la capital, lo cual representa una importante inversión y deja ver que forma parte de su estrategia de convivencia con las manifestaciones, pues no optó por otras alternativas como su renta.
Adicional a ello se habla de un fuerte operativo policial y al menos 200 elementos de seguridad permanecen atentos a las acciones que se desarrollen tras la marcha.
Aunque algunos dudaban que esta acción de amurrallar el Palacio de Gobierno desde donde despacha se repitiera por las críticas desatadas que escalaron incluso a nivel nacional en 2023 cuando se usó un tanque de agua para dispersarlas, Lorena Cuéllar decidió montarlas e incluso alejarlas aún más que el año pasado para proteger más el Palacio de Gobierno y dejando con menos espacio a las manifestantes.
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