La Guardia Nacional logró detener a dos individuos que se hacían pasar por policías para sembrar terror y cometer fechorías en las carreteras de Tlaxcala y Puebla.
Con un Dodge Charger blanco como herramienta principal de su operación criminal, estos sujetos habían perfeccionado un sistema de intimidación que les permitía realizar asaltos aprovechando la vulnerabilidad de los ciudadanos.
El vehículo, equipado con luces estroboscópicas falsas y sin placas de identificación, representaba un peligro latente para automovilistas y transeúntes.
El operativo, iniciado cerca de Zitlaltepec y que terminó en territorio poblano, reveló la cobardía de estos delincuentes que utilizan la imagen de la autoridad como un arma para sus propósitos criminales.
Al ser descubiertos, intentaron huir, evidenciando su culpabilidad y el modus operandi de una banda que ha operado impunemente hasta ahora.
La detención de estos dos individuos no es más que la punta del iceberg de un problema más profundo con la proliferación de bandas que clonan vehículos oficiales y se hacen pasar por autoridades refleja una preocupante debilidad en los sistemas de seguridad y un grave deterioro del tejido social.
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